
EL CREACIONISMO. Que el verso sea como una llave que abra mil puertas.
  El creacionismo no es una escuela que yo haya querido imponer a alguien; el creacionismo es una teorÃa estética general que empecé a elaborar hacia 1912, y cuyos tanteos y primeros pasos los hallaréis en mis libros y artÃculos escritos mucho antes de mi primer viaje a ParÃs.
  En el número 5 de la revista chilena Musa Joven, yo decÃa:
  El reinado de la literatura terminó. El siglo veinte verá nacer el reinado de la poesÃa en el verdadero sentido de la palabra, es decir, en el de creación, como la llamaron los griegos, aunque jamás lograron realizar su definición.
  Más tarde, hacia 1913 o 1914, yo repetÃa casi igual cosa en una pequeña entrevista aparecida en la revista Ideales, entrevista que encabezaba mis poemas. También en mi libro Pasando y pasando,aparecido en diciembre de 1913, digo, en la página 270, que lo único que debe interesar a los poetas es el “acto de la creación”, y oponÃa a cada instante este acto de creación a los comentarios y a la poesÃa alrededor de. La cosa creada contra la cosa cantada.
  En mi poema Adán, que escribà durante las vacaciones de 1914 y que fue publicado en 1916, encontraréis estas frases de Emerson en el Prefacio, donde se habla de la constitución del poema:
  Un pensamiento tan vivo que, como el espÃritu de una planta o de un animal, tiene una arquitectura propia, adorna la naturaleza con una cosa nueva.
  Pero fue en el Ateneo de Buenos Aires, en una conferencia que di en junio de 1916, donde expuso plenamente la teorÃa. Fue allà donde se me bautizó como creacionista por haber dicho en mi conferencia que la primera condición del poeta es crear; la segunda, crear, y la tercera, crear.
  Recuerdo que el profesor argentino José Ingenieros, que era uno de los asistentes, me dijo durante la comida a que me invitó con algunos amigos después de la conferencia: “Su sueño de una poesÃa inventada en cada una de sus partes por los poetas me parece irrealizable, aunque usted lo haya expuesto en forma muy clara e incluso muy cientÃfica.”
  Casi la misma opinión la tienen otros filósofos en Alemania y dondequiera yo haya explicado las mismas teorÃas. “Es hermoso, pero irrealizable.”
    ¿Y por qué habrá de ser irrealizable?
  Respondo ahora con las mismas frases con que acabé mi conferencia dada ante el grupo de Estudios Filosóficos y CientÃficos del doctor Allendy, en ParÃs, en enero de 1922:
   Si el hombre ha sometido para sà a los tres reinos de la naturaleza, el reino mineral, el vegetal y el animal, ¿por qué razón no podrá agregar a los reinos del universo su propio reino, el reino de sus creaciones?
El hombre ya ha inventado toda una fauna nueva que anda, vuela, nada, y llena la tierra, el espacio y los mares con sus galopes desenfrenados, con sus gritos y sus gemidos.
  Lo realizado en la mecánica también se ha hecho en la poesÃa. Os diré qué entiendo por poema creado. Es un poema en el que cada parte constitutiva, y todo el conjunto, muestra un hecho nuevo, independiente del mundo externo, desligado de cualquiera otra realidad que no sea la propia, pues toma su puesto en el mundo como un fenómeno singular, aparte y distinto de los demás fenómenos.
  Dicho poema es algo que no puede existir sino en la cabeza del poeta. Y no es hermoso porque recuerde algo, no es hermoso porque nos recuerde cosas vistas, a su vez hermosas, ni porque des criba hermosas cosas que podamos llegar a ver. Es hermoso en si y no admite términos de comparación. Y tampoco puede concebÃrselo fuera del libro.
  Nada se le parece en el mundo externo; hace real lo que no existe, es decir, se hace realidad a sà mismo. Crea lo maravilloso y le da vida propia. Crea situaciones extraordinarias que jamás podrán existir en el mundo objetivo, por lo que habrán de existir en el poema para que existan en alguna parte.
  Cuando escribo: “El pájaro anida en el arco iris”, os presento un hecho nuevo, algo que jamás habéis visto, que jamás veréis, y que sin embargo os gustarÃa mucho ver.
  Un poeta debe decir aquellas cosas que nunca se dirÃan sin él.
  Los poemas creados adquieren proporciones cosmogónicas; os dan a cada instante el verdadero sublime, este sublime del que los textos nos presentan ejemplos tan poco convincentes. Y no se trata del sublime excitante y grandioso, sino de un sublime sin pretensión, sin terror, que no desea agobiar ni aplastar al lector: unsublime de bolsillo.
  El poema creacionista se compone de imágenes creadas, de situaciones creadas, de conceptos creados; no escatima ningún elemento de la poesÃa tradicional, salvo que en él dichos elementos son Ãntegramente inventados, sin preocuparse, en absoluto de la realidad ni de la veracidad anteriores al acto de realización.
  AsÃ, cuando escribo:
El océano se deshace
Agitado por el viento de los pescadores que
                                                      [silban
presento una descripción creada; cuando digo: “Los lingotes de la tempestad”, os presento una imagen pura creada, y cuando os digo: “Ella era tan hermosa que no podÃa hablar,” o bien: “La noche está de sombrero,” os presento un concepto creado.
  En Tristan Tzara encuentro poemas admirables que están muy cerca de la más estricta concepción creacionista. Aunque en él la creación es generalmente más formal que fundamental. Pero el hombre que ha escrito los siguientes versos es, sin la sombra de una duda, un poeta:
En porcelaine la chanson pensée, je suis fatigué – la chanson des reines l´arbre crève de la nourriture comme une lampe.
Je pleure vouloir se lever plus haut que le jet d’eau serpente au ciel car il n’ existe plus la gravité terrestre à l’école et dans le cerveau.
Quand le poisson rameÂ
le discours du lacÂ
quand il joue gamme
la promenade des dames, etc.1
A veces, Francis Piccabia nos abre en sus poemas ventanas sobre lo insospechado, probándonos que no sólo es pintor:
Enchaîné sur l’avenir de I’horlogeÂ
des récreationsÂ
dans un empire missel;
Le jour épuisé d’ un court instantÂ
parcimonieuxÂ
échappe à la sagacité du lecteurÂ
d’esprÃt.
Les jeunes femmes compagnes du fleuveÂ
logique viennent comme une tache sur I’eauÂ
pour gagner un monstre enfuméÂ
d’amis aimables
dans l’ordre du suicide enragé.
Emporter une histaire pour deuxÂ
à force de joie dans la chevelureÂ
des syllabes.2
(1)En porcelana la canción pensada, estoy fatigado – la canción de las reinas el
      [árbol revienta de alimento como una lámpara.
Lloro querer alzarse más alto que el juego de agua serpiente en el cielo, pues ya no
        [existe la gravedad terrestre en la escuela y en el cerebro.
Cuando el pez rema
el discurso del lago
cuando toca el diapasón
el paseo de las damas, etcétera.
Â
(2)Â Encadenado sobre el porvenir del relojÂ
diversiones
en un imperio misal;
El dÃa agotado por un corto instanteÂ
parsimonioso
escapa a la sagacidad del lectorÂ
fino
Las jóvenes mujeres compañeras del rÃo lógicoÂ
llegan como una mancha sobre el aguaÂ
para ganar un monstruo ahumadoÂ
de amigos amablesÂ
en la orden del suicida enrabiado.
Llevar una historia para dos
a fuerza de alegrÃa en la cabelleraÂ
de las sÃlabas.
  También Georges Ribémont Dessaignes tiene versos que nos sacan de lo habitual:
Regarder par la prunelle de sa maîtresseÂ
afin de voir à I’intérieur.1
Y Paul Eluard nos hace a menudo temblar como un surtidor que nos golpeara la espina dorsal:
Il y a des femmes dont les yeux sont comme des morceaux de sucreÂ
il y a des femmes graves comme les mouvements de l’amour qu’ onÂ
            [ne surprend pas,
d’autres, comme le ciel a la veille du vent.Â
Le soir trâinait des hirondelles. Les hibousÂ
partageaient le soleil et pesaient sur la terre. 2
  Los dos poetas creacionistas españoles, Juan Larrea y Gerardo Diego, han dado
sendas pruebas de su talento. Cuando Gerardo Diego escribe:
Al silbar tu cabeza se desinfla
o bien:
La lluvia tiembla como un cordero
o esto otro:
Una paloma despega del cielo
nos da una sensación poética muy pura. Igual cosa sucede con Juan Larrea cuando dice:
Un pájaro cambia el tiempo
o bien:
Lechos de ladrillos entre los sonidos
y aún esto otro:
Tu recuerdo se aleja según la dirección del viento.
(1) Mirar por la pupila de su amante
Para ver qué hay dentro.
Â
(2) Hay mujeres cuyos ojos son como pedazos de
                                                                [ azúcar
hay mujeres serias como los movimientos del amor
                                               [ que uno sorprende,
otras como el cielo en vÃsperas de viento.
La tarde arrastraba golondrinas. Los búhos
DividÃan el sol y pasaban sobre la tierra.
…Ambos poetas han probado a los españoles escépticos hasta qué grado de emoción puede llegar lo inhabitual, demostrando todo lo que de serio contiene la teorÃa creacionista. Nunca han hecho burlarse (como aquellos pobres ultraÃstas) a las personas de espÃritu realmente superior.
…Si para los poetas creacionistas lo que importa es presentar un hecho nuevo, la poesÃa creacionista se hace traducible y universal, pues los hechos nuevos permanecen idénticos en todas las lenguas.
…Es difÃcil y hasta imposible traducir una poesÃa en la que domina la importancia de otros elementos. No podéis traducir la música de las palabras, los ritmos de los versos que varÃan de una lengua a otra; pero cuando la importancia del poema reside ante todo en el objeto creado, aquél no pierde en la traducción nada de su valor esencial. De este modo, si digo en francés:
La nuit vient des yeux d’autrui
o si digo en español:
La noche viene de los ojos ajenos
o en inglés:
Night comes from others eyes
el efecto es siempre el mismo y los detalles lingüÃsticos secundarios. La poesÃa creacionista adquiere proporciones internacionales, pasa a ser la PoesÃa, y se hace accesible a todos los pueblos y razas, como la pintura, la música o la escultura,
  Hay en el hombre una dualidad que se manifiesta en todos sus actos, dos corrientes paralelas en las que se engendran todos los fenómenos de la vida. Todo ser humano es un hermafrodita frustrado. Tenemos un principio o una fuerza de expansión, que es femenina, y una fuerza de concentración, que es masculina.
  En ciertos hombres domina una en detrimento de la otra. En muy pocos aparecen ambas en perfecto equilibrio.
  En el fondo, es en esto donde hallaremos soluciones para el eterno problema de románticos y clásicos.
  Todo sigue en el hombre a esta ley de dualidad. Y si llevamos en nosotros una fuerza centrÃfuga, también tenemos una fuerza centrÃpeta.
  Poseemos vÃas centrÃpetas, vÃas que nos traen como antenas los hechos que ocurren a sus alrededores (audición, visión, sensibilidad general), y poseemos vÃas centrÃfugas, que semejan aparatos de emisiones y nos sirven paya emitir nuestras ondas, para proyectar el mundo subjetivo en el mundo objetivo (escritura, palabra, movimiento).
  El poeta, como todos los hombres, tiene dos personalidades, que no son, hablando con propiedad, dos personalidades, sino por el contrario la personalidad en singular, la única verdadera.
  La personalidad total se compone de tres cuartos de personalidad innata y de un cuarto de personalidad adquirida.
  La personalidad innata es la que Bergson llama yo fundamental; la otra es el yo superficial. También Condillac distinguÃa entre un yo pensante y un yo autómata.
  En el creacionismo proclamamos la personalidad total.
  Nada de parcelas de poetas.
  El infinito entero en el poeta, el poeta Ãntegro en el instante de proyectarse.
  La obra de arte tiene como cuna estos dos elementos, que también constituyen una dualidad paralela: la sensibilidad, que es el elemento afectivo, y la imaginación, que es el elemento intelectual.
  En el dictado automático, la sensibilidad ocupa mayor espacio que la imaginación, pues el elemento afectivo se halla mucho menos vigilado que el otro.
  En la poesÃa creada, la imaginación arrasa con la simple sensibilidad.
  Nada me afirmó más en mis teorÃas que la crÃtica violenta, que los comentarios burlescos de mis poemas, sobre todo los hechos a mi libro La gruta del silencio, publicado en 1913. Todos los crÃticos sufrÃan una crisis nerviosa precisamente ante los versos que me gustaban, y sin saber tal vez por qué.
  Nadie adivinará nunca cuánto me hizo pensar este hecho sin importancia. Sin proponérselo, los crÃticos me ayudaron mucho en mi trabajo al recortar con tijeras precisas versos o imágenes como las siguientes:
…En mi cerebro hay alguien que viene de lejos,
o bien:
Las horas que caen silenciosas como gotas de agua por un vidrio.
La alcoba se durmió en el espejo.
El estanque estañado.
Una tarde me aproximé hacia la orilla del libro.
¿Sabéis qué poetas citaba yo en la primera página de ese libro? Rimbaud y Mallarmé. ¿Y sabéis qué citaba de Rimbaud?
Y a veces he visto lo que el hombre ha creÃdo ver.
Después que apareció mi libro La gruta del silencio di también gran importancia al subconsciente y hasta a cierta especie de sonambulismo. Entregué a la revista Ideales un poema que se titulaba Vaguedad subconsciente y anuncié ese mismo año un libro escrito Ãntegramente en aquel estilo, titulado Los espejos sonámbulos.
  Pero éste fue un paréntesis de pocos meses. Pronto sentà que perdÃa tierra y caÃa, seguramente por reacción, por una reacción violenta, casi miedosa, en ese horrible panteÃsmo mezcla de hindú y de noruego, en esa poesÃa de buey rumiante y de abuela satisfecha. Felizmente esta caÃda duró poco y al cabo de algunas semanas retorné mi antiguo camino con mucho más entusiasmo y conocimiento que antes.
  Luego vino el periodo de las confidencias a los amigos y de las sonrisas equÃvocas de los unos y compasivas de los otros. Las burlas irracionales, la atmósfera irrespirable que iban a obligarme a dejar mis montañas nativas y a buscar climas más favorables para los cateadores de minas.
  A fines de 1916 caÃa en ParÃs, en el ambiente de la revista (Sic). Yo apenas conocÃa la lengua, pero pronto me di cuenta de que se trataba de un ambiente muy futurista y no hay que olvidar que dos años antes, en mi libro Pasando y pasando, yo habÃa atacado al futurismo como algo demasiado viejo, en el preciso instante en que todos voceaban el advenimiento de algo completamente nuevo.
  Yo buscaba por todas partes esta poesÃa creada, sin relación con el mundo externo, y, cuando a veces creà hallarla, pronto me daba cuenta de que era sólo mi falta de conocimiento de la lengua lo que me hacÃa verla allà donde faltaba en absoluto o sólo se hallaba en pequeños fragmentos, como en mis libros más viejos de 1913 y 1915.
  ¿Habéis notado la fuerza especial, el ambiente casi creador que rodea a las poesÃas escritas en una lengua que comenzáis a balbucear?
  Encontráis maravillosos poemas que un año después os harán sonreÃr.
  En el medio de Apollinaire se hallaban, aparte de él, que era un poeta indiscutible, varios investigadores serios; desgraciadamente gran parte de ellos carecÃa del fuego sagrado, pues nada es más falso que creer que las dotes se hallan tiradas por las calles. Las verdaderas dotes de poeta son de lo más escaso que existe. Y no le doy aquà al vocablo poeta el sentido Ãntimo que tiene para mÃ, sino su sentido habitual, pues para mà nunca ha habido un solo poeta en toda la historia de nuestro planeta.
  Hoy afirmo rotundamente, tal como lo hice diez años atrás en el Ateneo de Buenos Aires: “Nunca se ha compuesto un solo poema en el mundo, sólo se han hecho algunos vagos ensayos de componer un poema. La poesÃa está por nacer en nuestro globo. Y su nacimiento será un suceso que revolucionará a los hombres como el más formidable terremoto” A veces me pregunto si no pasará desapercibido.
  Dejemos, pues, bien establecido que cada vez que yo hablo de poeta sólo empleo esta palabra para darme a entender, como estirando un elástico para poder aplicarla a quienes se hallan más cerca de la importancia que a ella le asigno.
  En la época de la revista Nord-Sud, de la que fui uno de los fundadores, todos tenÃamos más o menos la misma orientación en nuestras búsquedas, pero en el fondo estábamos bastante lejos unos de otros.
  Mientras otros hacÃan buhardas ovaladas, yo hacÃa horizontes cuadrados. He aquà la diferencia expresada en dos palabras. Como todas las buhardas son ovaladas, la poesÃa sigue siendo realista. Como los horizontes no son cuadrados, el autor muestra algo creado por él.
  Cuando apareció Horizon carré, he aquà cómo expliqué dicho tÃtulo en una carta al crÃtico y amigo Thomas Chazal:
   Horizonte cuadrado. Un hecho nuevo inventado por mÃ, creado por mÃ, que no podrÃa existir sin mÃ. Deseo, mi querido amigo, englobar en este tÃtulo toda mi estética, la que usted conoce desde hace algún tiempo.
   Este tÃtulo explica la base de mi teorÃa poética. Ha condensado en sà la esencia de mis principios.
   1º Humanizar las cosas. Todo lo que pasa a través del organismo del poeta debe coger la mayor cantidad de su calor. Aquà algo vasto, enorme, como el horizonte, se humaniza, se hace Ãntimo, filial gracias al adjetivo CUADRADO. El infinito anida en nuestro corazón.
   2º Lo vago se precisa. Al cerrar las ventanas de nuestra alma, lo que podÃa escapar y gasificarse, deshilacharse, queda encerrado y se solidifica.
   3º Lo abstracto se hace concreto y lo concreto abstracto. Es decir, el equilibrio perfecto, pues si lo abstracto tendiera más hacia lo abstracto, se desharÃa en sus manos o se filtrarÃa por entre sus dedos. Y si usted concretiza aún más lo concreto, éste le servirá para beber vino o amoblar su casa, pero jamás para amoblar su alma.
   4º Lo que es demasiado poético para ser creado se transforma en algo creado al cambiar su valor usual, ya que si el horizonte era poético en sÃ, si el horizonte era poesÃa en la vida, al calificársele de cuadrado acaba siendo poesÃa en el arte. De poesÃa muerta pasa a ser poesÃa viva.
  Las pocas palabras que explican mi concepto de la poesÃa, en la primera página del libro de que hablamos, os dirán qué querÃa hacer en aquellos poemas. DecÃa:
   Crear un poema sacando de la vida sus motivos y transformándolos para darles una vida nueva e independiente.
   Nada de anecdótico ni de descriptivo. La emoción debe nacer de la sola virtud creadora.
   Hacer un poema como la naturaleza hace un árbol.
En el fondo, era exactamente mi concepción de antes de mi llegada a ParÃs: la de aquel acto de creación pura que hallaréis, como una verdadera obsesión, en cualquier parte de mi obra a partir de 1912. Y aún sigue siendo mi concepción de la poesÃa. El poema creado en todas sus partes, como un objeto nuevo.
  Debo repetir aquà el axioma que presenté en mi conferencia del Ateneo de Madrid, en 1921, y últimamente en ParÃs, en mi conferencia de la Sorbona, axioma que resume mis principios estéticos: “El Arte es una cosa y la Naturaleza otra. Yo amo mucho el Arte y mucho la Naturaleza. Y si aceptáis las representaciones que un hombre hace de la Naturaleza, ello prueba que no amáis ni la Naturaleza ni el Arte.”
  En dos palabras y para terminar: los creacionistas han sido los primeros poetas que han aportado al arte el poema inventado en todas sus partes por el autor.
  He aquÃ, en estas páginas acerca del creacionismo, mi testamento poético. Lo lego a los poetas del mañana, a los que serán los primeros de esta nueva especie animal, el poeta, de esta nueva especie que habrá de nacer pronto, según creo. Hay signos en el cielo.
  Los casi-poetas de hoy son muy interesantes, pero su interés no me interesa.
     El viento vuelve mi flauta hacia el porvenir.
Notas
1 Podéis verlo anunciado en la lista de Obras del autor de mi librito: El espejo de agua, publicado en 1916 en Buenos Aires.
Fuente:Â www.vicentehuidobro.uchile.cl

