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Jun 16, 2010
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Comunicación en la familia

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Cómo comunicarnos mejor en nuestra familia

No siempre es fácil tener una buena comunicación entre padres e hijos/as.  Cada día hay menos tiempo para compartir y dialogar en familia. Múltiples tareas y largas jornadas de trabajo son algunos de los problemas que impiden una verdadera comunicación. Sin embargo,  pese al escaso tiempo con que contamos, es necesario y posible aprender estilos adecuados de comunicación con nuestros hijos/as para acogerlos en sus problemas, para saber lo que piensan, para que sepan que pueden confiar y contar con nosotros.

Fuente: http://www.educarchile.cl

Una buena comunicación entre padres e hijos contribuye a lograr mejores relaciones al interior de la familia. Estimula la confianza mutua y facilita a los padres su labor formadora, al existir un canal abierto que les permita transmitir valores, ideas, etc. Una comunicación clara, directa y abierta, facilita el desarrollo de un clima familiar positivo, así como también promueve la resolución de conflictos familiares

Habilidades básicas de una comunicación efectiva
 
Escuchar: Saber escuchar es lo más importante de una buena comunicación y tal vez lo más difícil. Para ello,

Prestar atención.
Dejar de hacer otras cosas, y atender lo que dicen.
No interrumpir.
No preparar la respuesta antes de que el otro termine de hablar: “hablar para comprender y no para responder”.
Ponerse en el lugar del otro (empatía).
No enjuiciar y prejuzgar (no suponer cosas).
Observar: En las conversaciones, la comunicación verbal (lo que se dice) es tan importante como la no verbal (cómo se dice). Para ello,

Fijarse en el lenguaje corporal y expresión facial del otro. Qué expresa su rostro, su postura, sus ademanes, su tono al hablar.
Durante la conversación, demostrar interés en lo que se dice, mirarlo a los ojos, expresar con el tono, la mirada y la postura lo mismo que estamos diciendo en palabras, ser congruentes.
Responder: Si deseamos que nuestros hijos/as compartan sus sentimientos, opiniones, dudas o temores con nosotros, debemos aprender a acogerlos en forma cálida. Algunos qué hacer:

Háblele con su cuerpo: sonríale, mírelo, tómelo de la mano, acarícielo, ocupe un tono cálido y suave.
Haga la conversación más cercana hablándole de sus sentimientos y en primera persona.
Utilice frases que abran la comunicación (preguntas abiertas), como “cuéntame más…”; “dime, te escucho…”; “quieres decir algo más…”.
Responda con frases que demuestren que está escuchando, como: “me preocupa mucho que…”; “entiendo que te sientas así…”; “me interesa lo que me dices porque…”. Estas frases son más útiles que otras como: “cuando yo tenía tú edad…”; “lo que tú deberías haber hecho es…”; entre otras.
Trate de entender lo que hay detrás del comportamiento de su hijo/a, y exprésele lo que le pasa a usted con eso.
Algunas cosas que no hay que hacer:

No dé consejos cada vez que le habla. Muchas veces sólo quieren ser escuchados. Primero trate de entender y ponerse en el lugar del otro.
No convierta la conversación en un “reto”. Use palabras precisas, frases cortas y comente sólo lo esencial, relacionado con el tema actual.
No aproveche la ocasión para hablarle de todos los temas que tiene pendiente con él/ella.
Evite las comparaciones, recriminaciones y el uso de palabras hirientes y despectivas.
Por último, recuerde cuando usted tenía esa edad.

Comunicarse en la familia implica tener un tiempo para conversar con los otros, hacer actividades en conjunto y escucharse cuando se necesite.

CÓMO COMENZAR UNA CONVERSACIÓN

Para que iniciar una conversación con nuestro hijo/a sea más fácil, pueden hacer preguntas imaginativas; por ejemplo, una pregunta específica como: “cuéntame dos cosas que hayas hecho hoy en el colegio”, generalmente funciona mejor que la pregunta “¿qué hiciste hoy en el colegio?”. Esta última puede ser fácilmente contestada con un “nada”; en cambio con la primera no pueden.

También conviene variar el comienzo: “¿cómo estuvo el día, en una escala del 1 al 7?; ¿qué fue lo mejor (peor) del día (tareas, excursiones,…)?, ¿qué sucedió hoy día que tú no te esperabas?”, etcétera.

HAGA COSAS CON SUS HIJOS

Una buena conversación con los hijos depende menos de “buenas técnicas”, que de una buena relación previa. Y las buenas relaciones requieren tiempo. Una actividad compartida puede ser un trabajo o una entretención: arreglando algo en la casa, lavando los platos, saliendo juntos a caminar, etc. No se puede esperar que una buena comunicación con los hijos aparezca de pronto. Necesita de un contexto natural, y eso significa invertir tiempo juntos.

PREGÚNTELE A SUS HIJOS/AS COSAS DE LAS QUE ELLOS QUIERAN HABLAR

Una manera de lograr que sus hijos les conversen es preguntarles lo que ellos quisieran contarles o saber. Investigaciones recientes, realizadas con niños y jóvenes acerca de los temas que más les interesaría conversar con sus padres, arrojó los siguientes temas: acerca de la vida de sus padres, temas emocionales, de sus juegos y hobbies; en el caso de los jóvenes: asuntos familiares (problemas o situaciones familiares), temas controvertidos (acerca del Sida, la homosexualidad, las drogas), los grandes por qué (acerca de la vida, de Dios), el futuro (lo profesional, estudios, matrimonios), intereses personales de ellos.

BUENOS MOMENTOS PARA CONVERSAR

La hora de dormir puede ser un muy buen momento para compartir, contar algunas experiencias del día, hablar sobre algunos problemas. Cuando las luces están apagadas, las barreras tienden a desaparecer. Es más fácil así hablar con el lenguaje del afecto.

También a la hora del almuerzo familiar es una oportunidad en que generalmente están todos y donde puede preguntarse acerca de los que les ha pasado durante el día, intereses nuevos que tengan, amigos y todos los temas anteriormente descritos.

Por Claudia Romagnoli.

Article Categories:
Relaciones humanas
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