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Mar 26, 2012
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Psicología energética

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Psicología energética : comunicarnos con el subconsciente

¿Podemos realmente transformar las creencias que nos limitan? Con algunas técnicas actuales es posible superar los conflictos con el subconsciente para mejorar nuestra vida.

 ¿Por qué, sabiendo lo que tenemos que hacer, nos resulta tan difícil dar el paso? ¿Por qué, con la cantidad de información, recursos y métodos para cambiar que tenemos, nos cuesta tanto hacerlo?
A casi todos nos gustaría modificar algún aspecto de nuestras vidas; desde dejar de fumar u otro hábito que nos perjudica, hasta adelgazar, tener más paciencia o ser capaces de ahorrar. Es como si existiera un conflicto entre una parte que nos dice “sí” y otra más fuerte que nos contesta “no” y nos impide lograr nuestros objetivos.
Según el doctor Bruce Lipton, autor del libro La biología de la creencia, se trata del conflicto entre los deseos de la mente consciente y los patrones grabados en nuestra mente subconsciente. Sus descubrimientos cambian por completo el paradigma de la biología y nos hacen entender mejor la influencia de la mente subconsciente. Todo esto ha precipitado la aparición de nuevos métodos para cambiar la programación del subconsciente, que se recogen bajo la denominación “psicología energética”, ya que tratan los pensamientos como señales energéticas que se pueden modificar.

Fuente : http://www.revistasomos.cl

Cada persona crea su realidad
Hasta hace unos años se pensaba que los genes controlaban nuestras vidas, lo que dio lugar a la idea de que éramos una especie de robots genéticos. Nuestros cuerpos, nuestra salud e, incluso, nuestro comportamiento se debían al ADN que recibimos de nuestros padres en el momento de la concepción, y se consideraba al núcleo donde se encuentran la mayoría de los genes como el cerebro de la célula.
Sin embargo, el Dr. Lipton descubrió que el verdadero cerebro de las funciones celulares era la membrana. Ésta hace de enlace entre el entorno interior y el exterior y puede contener en su superficie hasta 100.000 receptores diferentes, cada uno de ellos capaz de recoger una señal del medio ambiente.
Lo que percibimos a través de nuestros receptores es lo que entendemos como nuestra realidad, es decir, nuestra identidad biológica se encuentra, en realidad, en la combinación de esos receptores, que es diferente para cada persona.
Por lo tanto, existen 6.000 millones de formas distintas de percibir la realidad. O sea, que creamos nuestra realidad a partir de nuestras creencias.
La mente subconsciente empieza a grabar todas las sensaciones e informaciones que percibe durante el segundo trimestre del embarazo. También se encarga del sistema autónomo del cuerpo, controla los músculos, la respiración, la digestión… Pero lo más importante es su capacidad de procesar la información, un millón de veces mayor que la mente consciente. Es una supercomputadora con una base de datos de comportamientos pre-programados que interpreta más de 40 millones de impulsos nerviosos por segundo. Y al mismo tiempo, controla miles de funciones del cuerpo.
estímulos. Cuando percibe una determinada señal en el ambiente, reacciona de una manera preestablecida. Es literal, entiende a través de los cinco sentidos y solamente percibe el presente.
En cambio, con la mente consciente usamos nuestra voluntad, analizamos asuntos, nos proponemos metas, podemos pensar en conceptos abstractos como el amor y hacemos comparaciones con el pasado, así como proyecciones en el futuro.
La mente consciente (autoconsciente) crea el yo con quien nos identificamos y es la sede de la razón, aunque también se origina en ella nuestra creatividad. Tiene una memoria corta, de unos 20 segundos aproximadamente; puede prestar atención hasta a tres cosas a la vez y es capaz de procesar 40 estímulos –información proveniente de unos 40 nervios– por segundo.
El problema hasta ahora era que, a pesar de que podíamos observar, criticar y reconsiderar el contenido de estas cintas, no podíamos forzar un cambio en el subconsciente. Estos esfuerzos se encuentran con diferentes grados de resistencia, dado que las células están obligadas a adherirse al programa del subconsciente. En general, pensamos que controlamos nuestras vidas, pero los neurocientíficos han descubierto que entre el 95 y el 99% de nuestro comportamiento se encuentra bajo el control de la mente subconsciente.
Si la mente consciente es el piloto y la subconsciente, el piloto automático, cuyo comportamiento está programado para efectuarse sin control u observación del yo consciente, entonces sólo controlamos conscientemente entre el 1 y el 5 % de lo que pensamos, hablamos o hacemos; el resto está dirigido por el subconsciente. Eso significa que, en el caso de que se produzca un conflicto entre ambas mentes, la subconsciente será la ganadora.

Influencias internas y externas
Durante el embarazo, el niño recibe información en la sangre del estado de ánimo de su madre. Si ésta está estresada o se siente amenazada, el mismo mecanismo de huir o de luchar que ella vive es traspasado al feto, y esto tiene como consecuencia que el riego de sangre vaya más dirigido a la mente posterior, a los brazos y a las piernas. Este mecanismo existe para acoplar al feto al entorno donde va a vivir después de nacer.
Por el contrario, si la madre está feliz, relajada y se siente acogida, el cerebro anterior recibe más sangre y el niño acaba siendo más inteligente. De hecho, existen varios estudios que demuestran que el 52% de la inteligencia se establece a partir de la información del entorno de la madre durante el embarazo.
Test para averiguar dónde hay un conflicto
Para averiguar en qué aspectos de nuestra vida hay un claro conflicto entre el subconsciente y el consciente, que es donde se originan los obstáculos a los cambios que deseamos realizar, podemos hacer este sencillo test. Con las pruebas musculares de kinesiología, sabremos si un pensamiento nos provoca estrés o va en contra del subconsciente cuando, al expresarlo, la señal que llega a los músculos es menos fuerte que al verbalizar un pensamiento agradable:
El facilitador se pone de pie a un lado de su compañero, con una mano en el hombro y la otra en la muñeca del brazo estirado.
El compañero levanta el brazo del costado y mantiene éste y la barbilla paralelos al suelo. El cuerpo está relajado y los ojos abiertos y enfocados hacia abajo.
El facilitador debe ejercer una presión constante de 3 o 4 segundos. No hace falta usar mucha fuerza, sólo la suficiente para poder distinguir entre una respuesta fuerte (sí) y una débil (no).
Para empezar, se hace una declaración que sea verdad, como decir el nombre de forma afirmativa, no como una pregunta, y nada más terminar la frase, el facilitador dice: “Haz fuerza” y presiona hacia abajo. Después, se hace lo mismo con un nombre falso.
Cuando una persona dice algo que el subconsciente reconoce como verdad, la señal que llega a los músculos del brazo es lo suficientemente fuerte como para aguantar la fuerza y el brazo no se mueve. En cambio, si esa persona dice algo falso, ese pensamiento crea un conflicto en el subconsciente y la señal que llega al brazo es más débil. Usando la misma fuerza que antes, el brazo baja. Es como si nos estuviéramos sometiendo a un detector de mentiras.
Por otra parte, la actividad del cerebro, que se mide electrónicamente mediante la electroencefalografía (EEG), es categorizada en cuatro estados fundamentales de conciencia según su frecuencia, empezando por las más profundas y lentas. Un niño no expresa conciencia (actividad alpha) hasta después de los 6 años. Antes del nacimiento, y durante los seis primeros años de vida, el infante está principalmente en los estados delta y theta. Eso quiere decir que el niño está en un trance hipnótico durante los seis primeros años de su vida y absorbe todo lo que escucha y ve, al tiempo que aprende observando la reacción de sus padres a los diferentes estímulos de la vida.
En estos estados, el niño absorbe la información que convertirá en su realidad y que su subconsciente ejecutará continuamente hasta que logre cambiar esa información. En resumen, lo que aprendimos hasta los 6 años nos controla la vida entre el 95 y el 99% del tiempo.
El mayor obstáculo para conseguir el éxito que deseamos son las limitaciones programadas en el subconsciente, pero al reconocer el control que éste tiene podemos buscar métodos eficaces para cambiarlo. Uno de ellos es el Psych-K, que consiste en varios balances o posiciones diseñados para crear una comunicación equilibrada entre los dos hemisferios del cerebro. Este estado de unificación de los hemisferios es ideal para reprogramar la mente subconsciente con nuevas creencias positivas que apoyen nuestras metas y deseos. Cuando los hemisferios del cerebro trabajan al mismo ritmo, el resultado es que hay mayor sensibilidad, mejor memoria, más flexibilidad para programarse y mayor creatividad, lo que se resume en un súper aprendizaje.
Un método sencillo
El propósito del Psych-K es devolverle al individuo su poder personal para que busque dentro de sí mismo las respuestas de su vida y tenga la fuerza de voluntad para seguir su camino, reprogramando la mente subconsciente de forma sencilla y eficaz.
Para descubrir los temas conflictivos se utilizan testeos musculares (T.M.)(ver recuadro). Cuando uno siente o dice verbalmente algo de sí mismo, el cuerpo se expresa a nivel muscular debilitándose o fortaleciéndose. Por esto, el proceso de T.M. convierte al sistema muscular en un verdadero detector de creencias subconscientes. El T.M. es la brújula que guía todos los pasos del protocolo del Psych-K.
Se ha descubierto que tendemos a operar mayormente desde sólo uno de los hemisferios de nuestro cerebro, ya sea el izquierdo o el derecho. Esto limita nuestra habilidad de resolver asuntos, problemas y lograr cambios. Por esto, las técnicas de integración y sincronicidad cerebral de este innovador método, por medio de posturas corporales simples y específicas, hacen que la persona entre en un estado de coherencia cerebral que crea un nivel mental receptivo. Esto reduce dramáticamente la resistencia al cambio y abre una ventana para cambiar información subconsciente en minutos mediante el último proceso, que es variable según la persona.
Los resultados pueden ser instantáneos y van evolucionando con el tiempo. El proceso entero es rápido y sencillo, y es muy similar a cuando se carga un nuevo programa en un computador. Es posible cambiar todo tipo de creencias, ya que trata temas tan diferentes como la salud, el peso, el cuerpo, las relaciones, la disolución de traumas o las cuestiones de autoestima, prosperidad y dinero. Pero, además, se puede aprender a tener más paz, tranquilidad o confianza y, en general, a mejorar cualquier aspecto de la vida. El mismo Dr. Lipton recomienda: “Uso mucho esta técnica en mi vida, incluso la utilicé ante mi creencia de que no podría terminar mi libro. El hecho de que lo tengas en la mano es una indicación del poder del Psych-K.”
Después de acostumbrarnos a métodos muy laboriosos y complejos, éste puede parecer, a primera vista, demasiado simple para producir transformaciones, pero las miles de personas que han experimentado cambios en su bienestar por medio de este método le demuestran a Rob Williams, el psicólogo que compiló y trajo al mundo esta técnica tan poco común, que resulta una herramienta imprescindible para el futuro bienestar del planeta, como él mismo señala: “Haciéndonos responsables de nuestras mentes y de nuestras vidas, contribuimos a toda la humanidad. Cuando te cambias a ti mismo, cambias al mundo

Por Peter González

Article Categories:
Medicina integrativa
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