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Mar 30, 2020
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La mirada de los siquiatras y sicólogos al sentido de la cuarentena

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Definición de rutinas, flexibilidad con los niños y darle un sentido de aporte social al encierro son parte de los consejos que dan los profesionales de la salud mental.

Valentina Fabres (22) ya llevaba 10 días sin ningún tipo de actividad física, debido a que no puede ir al gimnasio. Pronto llegaron la angustia y la ansiedad hasta que comenzó a tomar clases de yoga virtuales gratuitas. Pero las clases virtuales universitarias a través de Zoom —la herramienta de streaming de video y audio implementada por lugares académicos que permite interactuar a los profesores con los alumnos a través de computadores y celulares— no han sido fáciles.

“La aplicación se queda pegada y tengo que escuchar la clase de nuevo para entenderla. Tomo pastillas para la ansiedad y me cuesta mucho concentrarme en mi casa. Tengo una pieza de estudio que ocupamos por turnos con mis hermanos, pero aun así son muchas las interrupciones”, cuenta la estudiante de Estética de la Pontificia Universidad Católica de Chile (PUC).

Adultos y niños han tenido que compartir más de lo normal durante las últimas semanas debido a la cuarentena. Fue un cambio radical de rutina. Y es una cosa de tiempo para que comiencen los roces entre las familias.

El neurocientífico de la UC Tomás Ossandón señala que en este nuevo escenario de aislamiento social “es bueno recordar a [Sigmund] Freud, porque él establece que hay tres fuentes de sufrimiento en los seres humanos. Una son las catástrofes naturales, otras son las relaciones interpersonales y la otra es el miedo a enfermarse o a morir. El coronavirus agrupa estas tres, y por lo mismo, las características mentales más asociadas a un confinamiento podrían ser el estrés postraumático, la confusión y el enojo”.

En ese sentido, el sicólogo clínico de la Universidad Adolfo Ibáñez (UAI) Claudio Araya destaca que “es muy importante hacernos la pregunta de qué necesitamos y crear hábitos que contribuyan al autocuidado”.

 
Los efectos del aislamiento
 
Como explica el artículo “Los riesgos del aislamiento social” (The risks of social isolation”) de la Sociedad Sicológica Americana, “de acuerdo con un análisis de la doctora Julianne Holt-Lunstad, profesora de sicología y neurociencias de la Universidad Brighton Young, la falta de contacto social aumenta los riesgos de salud. Por ejemplo, las ganas de fumar 15 cigarros al día o potenciar el trastorno por el consumo de alcohol. También encontró que la soledad y el aislamiento social son dos veces más dañinos para la salud física y mental que la obesidad”.

La ansiedad es parte de los síntomas que pueden aumentar con el encierro. Para combatirla: establecer horarios de estudio, colación y descanso.

Existen dos aspectos necesarios para evaluar en un aislamiento: “Hay que tener consideración si la persona está sola o en compañía. Y hay que considerar el aspecto generacional”, dice el sicólogo con máster en Investigación Social de la UDD con sede en ConcepciónAlejandro Sánchez.

Con las personas de tercera edad, que están en cuarentena total, “es importante mantener un contacto telefónico continuo con ellos para saber cómo están. Además, que el tenor de las conversaciones no tienda a la alarma o a aumentar la preocupación o el estrés que genera la cuarentena”, sostiene.

Por eso, Araya establece cuatro puntos pare verificar cada cierto rato: físico, mental, emocional y relacional. 

 

Dividir las tareas en el hogar

“Hay un dicho que dice ‘Antes de ir a reforestar el Amazonas, parte regando las plantitas de tu casa’. Entonces, antes de participar en grandes mesas de acuerdos sociales, hagamos el ensayo de participar en pequeñas mesas de acuerdos sociales que es la convivencia bajo el mismo techo, donde todos asumimos que lo que estamos haciendo es lo más importante”, dice el profesor de la Unidad de Psiquiatría de la UCJosé Pinedo.

En un escenario donde el proceso de adaptación puede estar siendo afectado por la rapidez que se implementaron el teletrabajo y telestudio como respuestas ante la crisis, el sicólogo destaca que “es importante recordar que todos en la familia “estamos en el mismo buque. No sirve de nada decir ‘ah no, es que el Titanic chocó primero por el lado derecho’. Entonces aquí lo primero que hay que tomar en cuenta es la solidaridad y la convivencia”.

 La división de las tareas de la casa es esencial para la dinámica familiar, incluyendo a los niños.

Eso implica, que a través del diálogo se debe llegar a una planificación equitativa para evitar disrupciones en la dinámica familiar. “En general, estamos todavía ante una sociedad que carga bastante la mano a las dueñas de casa o hacia las mujeres en general. Por eso, es un súper buen desafío para los niños, los adolescentes, los estudiantes, los trabajadores y las trabajadoras para llegar a acuerdos en una mesa de diálogo social”, apunta.

Considerando que los cambios sociales son procesos lentos, Pinedo añade que una buena forma de ser eficiente es a través de una supervisión cruzada entre los miembros del hogar. Sin embargo, no hay que olvidar “recordarnos unos a otros mantener los tonos de conversación”, porque en este tiempo de incertidumbre van a aumentar la irritabilidad, la angustia y la ansiedad.

  

Entender el sentido de la cuarentena
 
Otro aspecto esencial que rescata el siquiatra es lograr adjudicarle un significado global al encierro.  “En este caso, el sentido es evitar una contaminación a gran escala, lo que saturaría la capacidad de recibir apoyo médico y sicológico”

A pesar de que ese es el fin de la cuarentena, algunas partes de la población no pueden evitar la tentación de salir. ¿Qué pasa son los jóvenes que insisten en ir a acompañar a sus parejas o incluso en reunirse afuera del hogar?

“Hay que explicarles de que la probabilidad de que ellos generen una patología grave es muy baja. Sin embargo, son los perfectos vectores para mover este virus. Por eso sin el aporte de ellos no lo vamos a solucionar. Es imposible“, advierte Ossandón.

En todo caso, existen formas para controlar el impulso de querer salir. “La mejor forma para que los jóvenes no quieran salir es facilitarle las herramientas para que puedan mantenerse en contacto con sus amigos de manera virtual”, dice la siquiatra Catalina Castañeda de la Unidad de Psiquiatría de la UC.

Pero el altruismo también debe llegar de alguna forma a los más pequeños del hogar. “A los niños hay que contarles que la mayoría de la gente que adquiere esta enfermedad se recupera. Si ellos se contagian va a ser como un resfrío cualquiera, el problema es que pueden contagiar a gente que sí se pueden enfermar de manera grave. Es hacerlos sentir parte de una comunidad“, agrega Ossandón.

Asimismo, la cuarentena no solo se da para proteger a la familia, sino también que demuestra el respecto hacia el otro. Como apunta Sánchez, “si me vecino está cumpliendo con la cuarentena, tiene la expectativa de que yo también lo haga. Eso también es una identidad común, que es importante respetar. Porque cuando la cohesión social no presenta un buen nivel, se ve asociada a una mayor violencia”, explica.

 

Un espacio para concentrarse

Josefina Moller (25) estudia College de Ciencias Sociales, y pese a que tiene su pieza para estudiar se le ha dificultado el aprendizaje por una condición de salud. “Tengo anemia y eso hace que me cueste demasiado concentrarme especialmente luego de tantas horas frente a un computador, porque genera cansancio. Además, a un espacio que asocio al descanso, como es mi pieza, por mucho que cuente con escritorio y librero, hace que me sea aún más complejo concentrarme o mantenerme despierta”, dice.

En este sentido, Castañeda recomienda crear un ambiente de trabajo “tranquilo, con buena iluminación, en la que la persona pueda estar con pocas distracciones”.

Sin embargo, como dice la estudiante de Trabajo Social Paz Antonia España (25), “tampoco se puede asumir que todos tienen las condiciones materiales y ambientales para el estudio. Entonces creo que no se da un aprendizaje tan significativo”.

Ese es el caso de Kiare Jara (22), estudiante de Pedagogía Media, que estudia en su pieza y debe compartirla con su hermana menor.

Para enfrentar esta situación, Castañeda apunta que “una buena alternativa es que trabajen todos juntos o que vayan trabajando por grupos en el lugar escogido. Además, es importante dejar el celular apagado o fuera de la pieza”, sostiene.

Frente la saturación tecnológica que también puede generar grandes distracciones, Sánchez enfatiza que se debe controlar su uso en niños y adolescentes. Explica que desde el punto de vista neuronal “hay una sobrecarga del sistema de placer. Disminuye la experiencia de placer por aquellas cosas que antes nos significaban alegría, como conversar, leer o pasear el perro. Las redes sociales pasan a ser una adicción, y están vinculadas a un mayor nivel de ansiedad”.

 

Una rutina… flexible

En un contexto en el que los niños pasan 24/7 en casa y sufren de aburrimiento por no salir a la calle, explica Castañeda, no es raro que ellos quieran descansar más que hacer tareas.

“Muchas veces los papás se pueden poner rígidos, queriendo mantener los mismos horarios de cuando los niños estaban en el colegio y la verdad es que ellos van a querer tener más contacto social. Van a querer ver un poco más de tele; entonces, hay que rearmar los horarios y las normas en esta situación de crisis”, señala.

Pero si bien las rutinas entregan una sensación de control en medio de un ambiente de incertidumbre, aclara que hay que ser flexibles con el seguimiento. Por ejemplo, agrega que “si un día teníamos programado hacer aseo profundo y no lo logramos o los niños no alcanzaron a terminar la tarea, no es tan grave. Porque tampoco es el momento de llenar el día con cosas por hacer”.

 

Una oportunidad para reflexionar

De todos modos, los expertos rescatan aspectos positivos de este encierro o aislamiento social. Se puede cambiar la ansiedad por la tranquilidad. “He tenido la suerte de que mis compañeros han sido conscientes con lo que está pasando y entre todos se han puesto de acuerdo para subir los resúmenes y los apuntes”, dice España, estudiante de Trabajo Social.

En el marco del distanciamiento social, la Sociedad Sicológica Australiana entregó una serie de recomendaciones para manejar “los desafíos asociados a la separación de seres queridos, la falta de libertad y la reducción de ingreso”. Entre ellas se encuentran mantenerse conectados a través de llamadas o videollamadas, evitar situaciones difíciles mediante la distribución de tareas, la estructuración del día -como la planificación de comidas y horas de sueño- y la importancia de pedir apoyo externo si es que se experimenta mucha ansiedad.

“Creo que el aislamiento físico no es necesariamente aislamiento social. Creo que eso también es una oportunidad de retirarnos, de estar afuera, mirar nuestros hábitos y generar unos que sean más saludables. Por ejemplo, incorporar la lectura o las prácticas de mindfulness“, señala Araya, doctor en sicoterapia.

 

Sánchez concuerda con Pinedo y el profesor de la UAI. “Es una oportunidad para revalorizar los vínculos, las relaciones y ciertos aspectos culturales, como ejemplo cuando se nos va todo el tiempo en el trabajo o en el estudio o actividades que nos generan placer, descuidando las relaciones con otros. Es una oportunidad para disfrutar de una buena conversación. Y dentro de todas estas oportunidades, al mismo tiempo empatizar con aquellos que no tienen la oportunidad de reflexionar o de dedicarle tiempo a su familia, porque están en una situación mucho más crítica que nosotros”, expresa.

 

 

POR FERNANDA VALIENTE DEICHLER

Fuente: https://www.pauta.cl/

 

Article Categories:
Ciencia y Tecnología
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