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Ene 12, 2015
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El cuidado en las organizaciones

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La actitud de cuidar y la identidad del cuidado al interior de las organizaciones

Cuando aplicamos la actitud del cuidado, estamos colocando diligencia, atención y solicitud a la realización de algo determinado. Vivir advirtiendo, atento y al servicio de un bienestar individual y grupal, es vivir en y desde la actitud del cuidado. De este modo, cuidar resulta un acto que va más allá de un proceso de aprehensión. Cuidar es sostener la conservación de un sistema.
Fuente : http://www.fernandovelizmontero.cl/

 

Usualmente, el cuidado apunta a preservar el medio ambiente, el clima, los animales, las tradiciones
culturales, la cosecha… Se habla también de cuidarnos
de las drogas y el alcohol. Se habla de cuidar la economía y el trabajo, como también surge el cuidado
debido al Sida. Cuidarnos la salud, cuidarnos en invierno o cuidarnos el peso… Como vemos, cuidar es
un concepto que está inserto en la misma supervivencia del ser humano, en su actitud.
Pero esto de cuidarse puede tener dos caminos, diametralmente opuestos: o nos cuidamos desde el
miedo y el temor permanente, o nos cuidamos de forma atenta, desde un criterio nutritivo y libre. También
surge el autocuidado como un recurso necesario para ciertos trabajos y profesiones que, a veces,
están al filo del riesgo. Entendiendo lo anterior, entonces, al no haber una actitud de cuidado —o autocuidado—,
con el tiempo se pueden generar fisuras, desgastes y crisis permanentes. De este modo, el
cuidarse concreta un tránsito responsable para una organización que aspira a sostenerse activa, sana
y nutritiva para los desafíos que se imponga a corto, medio y largo plazo.
En nuestros días, la gran mayoría de las organizaciones recalan, hasta estancarse
y varar muchas veces, en los temas de la rentabilización. Su preocupación más importante se concentra
en la acumulación y en acceder a mayores cuotas de poder. Para cumplir las metas no hay argumento
que las detenga. Así entonces, la dimensión cortoplacista del no cuidar (de la actitud del cuidado), que
tiene como hermano oscuro el simple e insaciable deseo acaparador, hace que las organizaciones con
el tiempo decrezcan. Soy consciente de que se ha tejido la fantasía de que las empresas son espacios
de trabajo infinito, espacios que no requieren de apoyo y que no se desgastan. Felizmente, este criterio
utilitarista poco a poco está quedando atrás.
“Cuidar”, en su acepción medieval, significa “pensar”, para posteriormente derivar en “prestar atención”,
“asistir”, “poner solicitud en algo”. De esta manera podríamos decir que “pensar en otro es asistirlo”.
Ahora bien, en el propio diccionario clásico de todo coach ontológico podemos
Cuando aplicamos la actitud del cuidado, estamos colocando diligencia, atención y solicitud
a la realización de algo determinado. Vivir advirtiendo, atento y al servicio de un bienestar
individual y grupal, es vivir en y desde la actitud del cuidado. De este modo, cuidar resulta un
acto que va más allá de un proceso de aprehensión. Cuidar es sostener la conservación de un
sistema.
L

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Relaciones humanas
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