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Jul 25, 2012
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Neurociencias y sueños

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Neurocientíficos revelan 12 secretos acerca de los sueños que te sorprenderán

Lo que pasa mientras dormimos es una especie de mundo paralelo a nuestra vida cotidiana, en el que podemos hacer cosas imposibles como volar o luchar contra súpervillanos de otro planeta. Ese mundo onírico que despierta tanta curiosidad y que ha inspirado películas como “Inception”, está lleno de misterios y secretos que sólo algunos expertos han logrado hasta cierto punto clarificar. Acá te presentamos algunos(Vía Quo.es):
 

 
1. Podemos implantar un sueño a otro
Deirdre Barret, psicóloga de la Universidad de Harvard, comprobó que implantar un sueño es posible. Para ello, usó una técnica denominada “incubación de sueños” con el fin de que sus alumnos solucionaran un acertijo mientras dormían.
Es así como hizo que crearan una imagen mental de la situación y luego les pidió que ese concepto fuese lo último que vieran antes de lanzarse a los brazos de Morfeo. Además les recomendó no saltar de la cama cuando se levantaran para que no olvidaran lo que soñaron.
Tras esto, la experta descubrió que un 25% de los estudiantes encontró la solución al problema cuando estaba durmiendo.
Otros expertos como el psicólogo experto en sueños Mark Balgrove, de la Universidad de Swansea asegura que se puede sugerir a otro qué soñar antes de dormir, siempre y cuando a esa persona le interese el tema. Incluso asegura que “si 2 personas creen que se pueden encontrar en sueños, podrían provocar un encuentro onírico”.
2. Nuestros genes determinan si despertamos con ruidos fuertes o no
Los expertos aseguran que si bien nuestra mente construye los sueños, los genes determinan la forma en que dormimos. Según Pin Arboledas, director de la Unidad del Sueño del Hospital de Valencia “al igual que cada uno tiene su huella dactilar, todos tenemos unas características de sueño. Es un claro ejemplo de realidad bio-psicosocial, en el que tanto la genética como los hábitos adquiridos en los primeros años de vida nos condicionan.”
Asimismo, para Julio Fernández Mendoza, investigador del Centro de Investigación y Tratamiento del Sueño de la Universidad de Pensilvania, el motivo de que despertemos o no con un ruido, “depende de cuánto se vean afectados por agentes externos los centros cerebrales que regulan el sueño. Un estudio reciente ha demostrado que las diferencias de las ondas cerebrales durante ciertas fases del sueño explican porqué algunas personas se despiertan con ruidos externos y otras no”.
3. Quienes duermen mal son más negativos
De acuerdo a lo que señala Julio Fernández Mendoza, “está demostrado que en personas sanas la privación de sueño, sea total o parcial, no sólo produce somnolencia y peor rendimiento cognitivo al día siguiente, sino que también aumenta el efecto negativo y el nivel de irritabilidad”.
A ello agrega que “también se ha observado que si la persona se despierta con un alto nivel de somnolencia, la respuesta afectiva del individuo suele ser plana o negativa. En especial, si se le somete a pruebas relacionadas con la interacción social”.
4. Dormido consumes tanta energía como cuando estas despierto
Si bien nuestro cuerpo descansa al dormir, hay ciertas fases del sueño en que el cerebro está casi tan activo como cuando estamos despiertos.
José María Delgado García, director de la División de Neurociencias de la Universidad Pablo de Olavide, dice que esto pasa porque “hay grupos neuronales que disminuyen su producción de potenciales de acción durante el sueño, entre ellos diversos centros motores corticales, subcorticales y cerebelosos. Pero otros muchos grupos neuronales se mantienen activos y producen impulsos nerviosos, por lo que durante el sueño se mantiene una importante tasa de consumo de glucosa y de oxígeno. Mantener las propiedades funcionales de las neuronas consume un considerable porcentaje de energía metabólica”.
5. Podemos acostumbrar a nuestro cuerpo a despertar a cierta hora
Eduardo Estivill, director de la Unidad del Sueño del Instituto Dexeus de Barcelona, señaló que el despertar a una misma hora es por efecto del núcleo supraquiasmático. “Esta zona del hipotálamo es nuestro reloj biológico. Nos indica cuándo tenemos que despertarnos y cuándo debemos dormir. Así, si lo acostumbramos, despertándonos siempre a una hora concreta, puede que con el tiempo él mismo se despierte siempre a la misma hora, sin estímulos externos. Esto le sucede a mucha gente después de sostener una rutina similar durante un tiempo prolongado”.
Según José María Delgado García, “en determinadas fases del sueño se pueden percibir estímulos externos que no alcanzan el nivel consciente. Así, sería posible durante el sueño ligero detectar la hora que marca el reloj y no ser consciente de ello”.
6. Sentimos dolor o frío mientras soñamos porque nuestro organismo está activo
El sentir dolor, frío o sabores responde a que “el cerebro guarda toda la información que aprendemos mientras estamos despiertos, Durante las ensoñaciones podemos recordar sensaciones vividas, tanto físicas como psíquicas.”, afirma Eduardo Estivill.
Por otro lado, Julio Fernández Mendoza señala que “las sensaciones de frío o dolor se dan porque el organismo no está inactivo durante el sueño, no está cerrado al exterior, incluso durante el sueño profundo hay microestados en los que se procesa información tanto interna como externa”.
7. En los sueños nuestro cerebro se olvida de las leyes físicas
Jeff Warren, autor de ‘Viaje mental, La rueda de la consciencia’, asegura que “si no existen estímulos sensoriales, nuestra conciencia parece comportarse de modo predecible, siguiendo la ley de las expectativas: lo que esperamos que pase, pasará. Pero la realidad es que el cerebro, en el sueño, realiza asociaciones libres a partir de hechos de nuestra memoria. Une aves con personas y podemos volar, podemos viajar en el tiempo… y el fenómeno más interesante es que a menudo no nos damos cuenta de que es un sueño”.
8. Podemos controlar nuestros sueños
Mark Blagorve, psicólogo de la Universidad de Swansea especialista en sueños y estados de consciencia, dice que es posible controlar los sueños.
“Lo primero es preguntarnos cuando estamos conscientes: ¿estoy despierto o estoy soñando? Con el tiempo, y después de algunas semanas de este entrenamiento, te podrás hacer esta pregunta en sueños. Al principio dirás que estás despierto, que es la respuesta equivocada, pero otras veces te darás cuenta de que es un sueño, y en ese momento quizá puedas controlar el argumento. Los sueños lúcidos a veces ocurren de modo espontáneo, y otras sólo a partir de que la persona sabe que es posible tener este tipo de ensoñaciones”.
9. Podría ser posible recordar cuando nos dormimos
Tristán Beckinstein, neurocientífico de la Universidad de Cambridge, afirma que “No es que no recordemos cuándo nos dormimos, es que no tenemos ninguna referencia mental de cuándo sucedió″.
Por ello, el cree que con un sencillo experimento podría comprobar que es posible recordar el minuto exacto en que dejamos de estar despiertos. “Un voluntario es sometido a un electroencefalograma (EEG) y debe llevar la cuenta de unos tonos que se producen cada cinco segundos. Cuando vemos por el EEG que se ha dormido, le despertamos y le preguntamos en qué número de tono se durmió. ‘En el 64’, puede que responda. Entonces, nos fijamos cuándo nos dice el EEG que se durmió y comparamos los datos. Es un experimento sencillo, nos falta afinar algunos detalles” explica.
10. Nuestro cerebro nos protege para que no nos caigamos de la cama
Según Gonzalo Pin Arboledas, director de la Unidad del Sueño del Hospital de Valencia, “hay una serie de medidas de protección que genera nuestro cerebro para que esto no ocurra. Durante el sueño REM se produce una hipotonía muscular que reduce nuestros movimientos. Esto es lo fisiológico y normal. Lo anormal es que esa hipotonía no se produzca, y aumenten el número y la intensidad de los movimientos. Dormir no es morir; el cerebro continúa trabajando y controlando nuestro cuerpo”.
Si llegas a caerte es porque ingeriste un medicamento o alimento que inhibió la hipotonía. La cafeína, por ejemplo, podría alterar este mecanismo, y hacer que nos movamos más durante los sueños.
11. Crecemos mientras dormimos
Gonzalo Pin Arboledas asegura que “la secreción hormonal tiene un ritmo circadiano. Esto quiere decir que su intensidad varía a lo largo del día, no es constante. Durante la fase 3 del sueño se incrementa enormemente la secreción de la hormona del crecimiento (HGH), así como muchas de las sustancias que estimulan el sistema inmunitario defensivo. Por eso, durante las enfermedades los niños duermen más: se incrementa su sistema inmunitario. De la misma manera, tras las enfermedades, y por dormir más, se pueden observar fehacientemente los ‘tirones’ del crecimiento”.
12. Podemos autoinducirnos una pesadilla
El neurocientífico de Cambridge, Tristán Be-ckinstein asegura que es posible autoinducirse una pesadilla, aunque no recomienda hacerlo porque nuestros temores más privados salen a la luz y debemos enfrentarnos a ellos. El experto señala que para lograrlo se debe comer una nuez moscada, entera y molida antes de dormir, asegurando que una vez que esto ocurra no desearemos volver a intentarlo.
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