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Música y emociones

Según la RAE, la música es “el arte de combinar los sonidos de la voz humana o de los instrumentos, o de unos y otros a la vez, de suerte que produzcan deleite, conmoviendo la sensibilidad, ya sea alegre, ya tristemente.” Así, el canto, el sonido de una guitarra o un violín, de una orquesta de música o un grupo de rock… todo es música.

Desde la antigüedad la música se ha considerado como un arte. Es un código, un lenguaje universal, que está presente en todas las culturas de la historia de la humanidad. Curiosamente, los signos jeroglíficos que representaban la palabra “música” eran idénticos a aquellos que representaban los estados de “alegría” y “bienestar”. Y en China, los dos ideogramas que la representan, significan “disfrutar del sonido”.

Por tanto, hay una gran coincidencia en relación a los significados sobre lo que es la música, que ha perdurado a lo largo del tiempo, donde predominan las sensaciones agradables y placenteras que produce.

“La música es el arte más directo, entra por el oído y va al corazón.”

-Magdalena Martínez-

La musicoterapia

Posiblemente, los orígenes de la utilización terapéutica de los sonidos y la música se remonten al principio de la humanidad. Ya Platón citaba que “la música era para el alma lo que la gimnasia para el cuerpo”, reconociendo esa relación entre música y emociones, que aquella poseía determinadas cualidades o propiedades que incidían en nuestras dimensiones emocional y/o espiritual.

La American Music Therapy Association (AMTA) define la musicoterapia como “una profesión, en el campo de la salud que utiliza la música y actividades musicales para tratar las necesidades físicas, psicológicas y sociales de personas de todas las edades. La musicoterapia mejora la calidad de vida de las personas sanas y cubre las necesidades de niños y adultos con discapacidades y enfermedades. Sus intervenciones pueden diseñarse para mejorar el bienestar, controlar el estrés, disminuir el dolor, expresar sentimientos, potenciar la memoria, mejorar la comunicación y facilitar la rehabilitación física”.

Así, si consideramos a la enfermedad como una ruptura, desequilibrio o una falta de comunicación, podemos pensar que la música puede ayudar a tender los puentes necesarios para que esa comunicación que se encuentra bloqueada, fluya. Contribuye así al restablecimiento o mejora de la salud.

Música y emociones: aplicaciones de la musicoterapia

En la actualidad, la musicoterapia se aplica a un amplio campo en relación a diversos trastornos, dirigida a personas de todas las edades. Son frecuentes las aplicaciones en la educación (autismos, hiperactividad, síndrome de Down…), salud mental (depresión, ansiedad, estrés…), medicina (oncología, dolor, personas en la UCI…) y geriatría (demencias…)

Gracias a la capacidad de la música de actuar a todos los niveles, con la musicoterapia se pueden conseguir algunos objetivos como:

¿Afecta la música a nivel emocional?

¿Quién no ha experimentado en alguna ocasión cierta emoción mientras escuchaba música? El sonido y la música nos producen emociones, y estas modifican nuestra fisiología, nuestras hormonas, alteran nuestro ritmo cardíaco y pulsaciones. Existen multitud de momentos en los que utilizamos la música, ya sea de forma consciente e inconsciente.

La música se empleaba en la antigüedad para animar a guerreros y cazadores. Incluso, en el cine se utiliza como medio para multiplicar los efectos de determinadas escenas. De esta forma, se convierte en un código indispensable para la caracterización emocional del guión y las situaciones (Cohen, 2011).

Nuestro estado de ánimo muchas veces se ve reflejado por el tipo de música que escuchamos o entonamos.

También la música tiene efecto en muchos de nuestros recuerdos importantes. ¿Quién no ha asociado alguna vez determinada situación con un tema musical?

Música y cerebro

Las áreas cerebrales que activan música y emociones son prácticamente las mismas. Cuando el cerebro percibe las ondas sonoras se producen ciertas reacciones psicofisiológicas. Respondemos con emociones y estas provocan alteraciones fisiológicas como el aumento de la segregación de neurotransmisores y otras hormonas, que actúan sobre el sistema nervioso central.

“El arte de la música es el que más cercano se halla de las lágrimas y los recuerdos”

-Oscar Wilde-

La música puede modificar nuestros ritmos fisiológicos, alterar nuestro estado emocional y ser capaz de cambiar nuestra actitud mental, aportando paz y armonía a nuestro espíritu. La música ejerce una poderosa influencia sobre el ser humano a todos los niveles. Y tú, piensas que ¿Podríamos vivir sin la música?

Música y alzheimer

Si algo llama la atención de los investigadores, es la incapacidad de personas afectadas por alzheimer de recordar acontecimientos. Sin embargo, pueden recordar canciones del pasado. El neurocientífico Max Planck llevó a cabo un estudio junto a otros investigadores sobre este fenómeno. Planck afirma que “al menos, los aspectos cruciales de la memoria musical son procesados en áreas cerebrales que no son las que habitualmente se asocian con la memoria episódica, la semántica o la autobiográfica.

Las áreas cerebrales que mostraron una mayor activación fueron el área motora presuplementaria (lóbulo frontal) y el giro cingulado anterior (zona media del cerebro).

Por otro lado, la musicoterapeuta Fátima Perez-Robledo asegura que los recuerdos que más perduran son los que están ligados a una vivencia emocional intensa y justo la música con lo que está más ligado es con las emociones y la emoción es una puerta al recuerdo”. Así que, con el permiso de Humphrey Bogardt para modificar su famosa frase de la película Casablanca: “siempre nos quedará la música”.

Fuente: lamenteesmaravillosa.com

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