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Sep 8, 2010
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Literatura y memoria familiar

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Donde mejor canta un pájaro

Alejandro Jodorowsky

Basándose en una sugerente frase de Jean Cocteau, «un pájaro canta mejor en su árbol genealógico», Jodorowsky nos sumerge en un amenísimo relato, tan cómico y sorprendente como heroico y legendario, sobre la vida de sus antepasados, desde sus bisabuelos hasta sus padres.

Aparte de ser una novela, este libro es un trabajo que, si ha sido logrado, aspira a servir de ejemplo para que cada lector lo siga y transforme, a través del perdón, su memoria familiar en leyenda heroica.

Fuente: www.lecturalia.com

Esta reconstrucción narrativa de su árbol genealógico le sirve para bucear en el sentido de su propio ser y su propia vida, a través de una inmensa geografía: Ucrania, parís, Venecia, Chile o Argentina. «Todos los personajes, sitios y acontecimientos son reales», dice el autor. «Pero esta realidad es transformada y exaltada hasta llevarla al mito. nuestro árbol genealógico por una parte es la trampa que limita nuestros pensamientos, emociones, deseos y nuestra vida material… y por otra parte es el tesoro que encierra la mayor parte de nuestros valores. Aparte de ser una novela, este libro es un trabajo que, si ha sido logrado, aspira a servir de ejemplo para que cada lector lo siga y transforme, a través del perdón, su memoria familiar en leyenda heroica.»


El Autor

Alejandro Jodorowsky Prullansky nace en Chile en el año 1929, hijo de emigrantes rusos.

“Nací en el norte de Chile en tierras conquistadas a Perú y Bolivia. Tocopilla es el nombre de mi pueblo natal. Un pequeño puerto situado, quizás no por casualidad, en el paralelo 22. El Tarot tiene 22 arcanos mayores” (“La danza de la realidad”, Siruela, 2001).

“Jaime, mi padre, antes de calmarse y abrir su tienda Casa Ukrania, había trabajado como artista de circo. (…) Podría pensarse que en mi infancia fui más influido por Jaime que por Sara, mi madre. Sin embargo, no es así. Si la severidad era la base de la educación que yo debía recibir, por ser hombre y no mujer, mi madre se esmeró en aplicarla” (“La danza de la realidad”, Siruela, 2001).

A comienzos de los 40 y principios de los 50 se produjo en Chile un movimiento cultural impulsado por jóvenes creadores, talentosos y desenfadados. Allí estaban José Donoso, Enrique Lihn, Jorge Edwards, etc., y entre ellos, Alejandro Jodorowsky, el más innovador y atrevido. Creó el teatro de mimos y realizó obras en el Teatro Experimental de la Universidad de Chile.

A los 23 años se fue de Chile. Junto con Fernando Arrabal y Roland Topor fundan en 1962 el “Movimiento Pánico”, en alusión al dios Pan, el cual se manifiesta a través de tres elementos básicos: terror, humor y simultaneidad. “Entonces queríamos reírnos de la filosofía francesa, tan seria, aunque ahora, tal como está el mundo, deberíamos reírnos de la filosofía mundial, que no ha servido de nada”.

“La fascinación por el teatro entró en mi alma gracias a tres acontecimientos que marcaron profundamente mi alma infantil: participé en el entierro de un bombero, vi un ataque epiléptico y escuché cantar al príncipe chino” (“La danza de la realidad”, Siruela, 2001).

En México comenzó su carrera fílmica. En 1970 realizó “Fando y Lis” y después “El Topo” en 1971, un western surrealista y existencial que permanece al cabo de los años como una película de culto admirada por cineastas y cinéfilos. Más tarde se radicó en Francia donde trabajó durante largos años como mimo en la compañía del afamado Marcel Marceau. Después de muchos años alejado del cine, realizó “Santa Sangre” el año 1989 y “The Rainbow Thief” (“El Ladrón del Arcoiris”) en el año 1990.

Jodorowsky es también psicochamán. “Mi primer encuentro con la magia data de la infancia. Tendría yo 5 ó 6 años cuando Cristina vino a trabajar como sirvienta (…) Fue la primera vez que estuve en contacto con la locura, la primera vez que veía a una persona que actuaba como una unidad sin observarse a sí misma”. A partir de entones su vida y obra no se desprende de la magia. Dos de sus cómics más difíciles de encontrar están nutridos de gran cantidad de esas enseñanzas: “El Dios Lama” y “Alef Thau”. En esta última serie se le enseña a un niño sin brazos ni piernas a salir de su envoltorio físico -su cuerpo denso- utilizando otros vehículos (cuerpos) más finos y etéreos que cohabitan invisiblemente dentro del cuerpo denso. También se realizan viajes astrales, todo ello propio de la enseñanza esotérica.

Sus comienzos en el mundo del cómic se remontan a 1966, época en la que creó “Aníbal 5”, una saga futurista dibujada por Manuel Moro. Al año siguiente concibió “Fábulas Pánicas”, y en 1975 conoció a Moebius, un momento clave en la vida y obra de Jodorowsky, pues con este dibujante realizó la saga de éxito mundial, “El Incal”, además de la adaptación de “Dune”. Entre su extensa obra como guionista de comic, destacan “Alef Thau” dibujada por Arno, “El Angel Carnívoro” o la más reciente “El Dios Lama”.

“La vida es una fuente de salud, pero esa energía surge sólo donde concentramos nuestra atención. Esta atención no sólo debe ser mental sino también emocional, sexual y corporal. El poder no reside ni en el pasado ni en el futuro, sedes de la enfermedad. La salud se encuentra aquí, ahora” (“La danza de la realidad”, Siruela, 2001).
Hoy en día Alejandro Jodorowsky reside en París y mantiene una actividad intelectual frenética: todos los días escribe varios cómics que configura con diferentes dibujantes, escribe poemas, novelas, ensayos, más obras de teatro… sin parar. Obras que verán la luz en los próximos meses y años completando una hiperbólica obra de un autor único.

Fuente: www.clubcultura.com

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