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Dic 3, 2012
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El arte oriental para guiar al alma a un buen morir

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El arte oriental para guiar al alma a un buen morir

Es común que la muerte se asocie a miedo, dolor, ansiedad y angustia, constituyendo un tema que prácticamente no se conversa, ni siquiera en las familias con enfermos terminales. En este contexto resulta clave el apoyo de quienes pueden guiar al moribundo. Los Acompañantes Holísticos de Enfermos Terminales asisten al enfermo y su familia en la guía de este proceso.
 

 
“Generalmente, el enfermo muere lejos de su casa, de sus afectos y de la asistencia espiritual, pero muy cerca de la tecnología”, advierte la doctora Andrea Chávez, neuróloga y docente de la Escuela Internacional de Medicina y Cultura Oriental, que forma a Acompañantes Holísticos de Enfermos Terminales de acuerdo al conocimiento de la Medicina Oriental y de la milenaria Ciencia Kun-Li, que entregan una visión integral del ser humano y trascendental del proceso de la muerte. 
 
La tecnología no conforta al enfermo terminal, porque tanto él como su familia requieren también de otra asistencia. “Requiere, por ejemplo, saber qué va a ocurrir, saber que sus cuentas pendientes están saldadas, requiere dejar claros ciertos cuestionamientos”, puntualiza. 
 
De ahí la relevancia de contar con profesionales debidamente capacitados para acompañar y guiar al enfermo terminal y a su familia en este significativo momento, lo que permite evitar considerablemente el stress psicológico y emocional que conlleva. 
 
Diagnóstico fatal
El diagnóstico de una enfermedad terminal supone sufrimiento, deterioro progresivo, dolor y cambios severos en el bienestar general de la persona. “Este proceso puede tardar algunos días o semanas o puede prolongarse por años”, agrega la doctora. 
 
Un diagnóstico como éste afecta severamente la manera como el enfermo y su familia se adaptan a la enfermedad terminal. En ello influyen factores como la edad del enfermo, el tipo de enfermedad propiamente tal (es diferente si se trata de un cáncer o un SIDA), pero en cualquier caso, la adaptación supone dosis elevadas de ansiedad y de estrés, y especialmente de incertidumbre acerca de lo que va a pasar más allá de la Vida. 
 
“Muchas veces el tema es además evitado en la familia, no se plantea ni se conversa, aún cuando la situación parezca ir hacia ese término, lo que finalmente ahonda aún más en su incertidumbre y en el temor a enfrentarla. Esto además no permite que la familia resuelva temas pendientes antes de la partida del enfermo”. 
 
En ocasiones ocurre que los familiares pueden llegar a tener más temor que el propio enfermo, ya que el moribundo está cansado de la enfermedad que padece y esto le permite ver la muerte como el momento que espera para descansar. Pero la familia puede caer en una gran aflicción, ya que desconoce lo que está pasando con su familiar y no sabe qué hacer, cómo apoyarlo ni qué esperar. 
 
En este contexto puede crearse una contradicción entre la tendencia de la familia a negar o minimizar el tema, y del enfermo quien puede requerir precisamente saber o escuchar. 
 
Enfrentar la muerte
“Antiguamente, cuando la persona se enfrentaba a un diagnóstico poco optimista, él y su familia sabían que nada se podía hacer y ello podía permitir a la persona enfrentar la situación más directamente”, puntualiza Andrea Chávez.
 
En los tiempos actuales, los avances tanto de la cirugía, técnicas de reanimación y transplante de órganos, han prolongado la hora final del desenlace, aumentando las expectativas de vida de manera impresionante, pero con una sobrevida equivalente a la agonía. 
 
“Esto hace que el stress sea también más prolongado, y en algunos casos esto no les permite afrontar directamente el duelo emocional que ello significa”, explica la doctora Andrea Chávez. 
 
Puede ocurrir que la muerte y la espera de ésta sea una verdadera agonía, en todo su amplio sentido, ya que no habrá claridad de cómo enfrentar este momento, y para la familia de cómo ayudar a su familiar, aflicciones que a veces se prolongan hasta más tiempo del que dura el duelo en sí. 
 
“En general existe mucho temor y miedo en los enfermos terminales, por la incertidumbre que la muerte genera. La concepción o la idea de la muerte que tienen los enfermos es de “algo terrible”, de lo que no se sabe qué esperar”, explica la doctora. 
 
Enfoque holístico
Un enfoque holístico se basa en la ayuda y la guía especialmente en la tranquilidad para afrontar el proceso, resolver las inquietudes del tema que muchas veces aumentan a otros temores. “Siempre la familia y el mismo enfermo son quienes toman sus decisiones. Pero con una guía adecuada, de acuerdo al ancestral conocimiento Kun-Li, este paso se puede enfrentar sin temores y con tranquilidad”, explica Chávez. 
 
En este contexto surge la especialización de Acompañantes Holísticos de Enfermos Terminales, a través de un curso que realizará la Escuela Internacional de Medicina y Cultura Oriental en Santiago, desde el 24 de mayo. Se trata precisamente de personas que acompañan al ser humano que va a fallecer y a su familia en este proceso, quienes pueden guiar al moribundo, logrando crear una atmósfera armonizadora y consoladora en el momento de la muerte del enfermo. 
 
Los Acompañantes Holísticos ayudan al enfermo y a la familia a superar la angustia, las inquietudes y el aislamiento que muchas veces conlleva la enfermedad terminal, para vivir este período con mayor tranquilidad. Y, lo que es fundamental, aportan a sobrellevar el momento final, en que generalmente no se sabe qué hacer.
 
Copyright Terra Networks Chile S.A. 
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Desarrollo evolutivo
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