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Nov 14, 2011
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El arte de conocerse a Si Mismo

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Hace ya más de veinticinco siglos, Tales de Mileto afirmaba que la cosa más difícil del mundo es conocerse a uno mismo. Y en el templo de Delfos podía leerse aquella famosa inscripción socrática gnosei seauton: conócete a ti mismo, que recuerda una idea parecida.

Conocerse bien a uno mismo representa un primer e importante paso para lograr ser artífice de la propia vida, y quizá por eso se ha planteado como un gran reto para el hombre a lo largo de los siglos.
Hay un interrogante que muchos en algún momento del camino nos hemos planteado Quién soy? Cuál es el sentido de la vida? Soy feliz?

Tenemos la ilusión de que el mundo exterior nos complete y perseguimos la zanahoria de la felicidad que nunca llega: Cuando obtenga mi titulo universitario voy a ser feliz, cuando me case voy a ser feliz, cuando viaje, cuando tenga hijos voy a ser feliz

Y si el único que momento que tenemos para decidir sobre nuestra felicidad es ahora?

Y si lo único que puedo disfrutar es El aquí y ahora?

Nos comenta Ekhart Tolle en su libro EL PODER DEL AHORA:

Un mendigo había estado sentado más de treinta años a la orilla de un camino. Un día pasó por allí un desconocido.

– ‘Una monedita’, murmuró mecánicamente el mendigo, alargando su cuenco.
-’No tengo nada que darle’, dijo el desconocido. Después preguntó: ‘Qué es eso en lo que está sentado?’
– ‘Nada’, contestó el mendigo. ‘Sólo una caja vieja. Me he sentado en ella desde que tengo memoria’
– ‘Alguna vez ha mirado lo que hay dentro?’, preguntó el desconocido.
-’No’ dijo el mendigo. ‘Para qué? No hay nada dentro’.
– ‘Échele una ojeada’, insistió el desconocido.

El mendigo se las arregló para abrir la caja. Con asombro, incredulidad y alborozo, vio que la caja estaba llena de oro.

Yo soy el desconocido que le dice que mire dentro. No dentro de una caja como en la parábola, sino en un lugar aún más cercano, dentro de Ud. mismo.

Los que no han encontrado su verdadera riqueza (la Alegría Radiante de haber descubierto quiénes son: Ser, Paz, Amor, Lo profundo, Dios, y la profunda e inconmovible experiencia que acompaña a este maravilloso descubrimiento: estar inundados esencialmente de Ternura, Armonía y Gozo Interior) son mendigos, incluso si tienen mucha riqueza material. Buscan afuera mendrugos de placer o de realización para lograr la aceptación, la seguridad o el amor, mientras que llevan ‘dentro’ un tesoro que no sólo incluye todas esas cosas sino que es infinitamente mayor que todo lo que el mundo pueda ofrecer.

La búsqueda interior tiene el propósito de encontrar ese tesoro interno, esa seguridad, esa confianza interna y el amor por uno mismo que luego se extiende a toda la creación.

Advertir cómo estamos emocionalmente es el primer paso hacia el gobierno de nuestros propios sentimientos.

El conocimiento propio es puerta de la verdad.

Cuando falta, no se puede ser sincero con uno mismo, por mucho que se quiera. Querer ver qué es lo que nos sucede y quererlo de verdad, con sinceridad plena es el punto decisivo. Si eso falla, podemos vivir como envueltos por una niebla con la que quizá nuestra propia imaginación enmascara las realidades que nos molestan.

Porque encontrar escapatorias cuando no se quiere mirar dentro de uno mismo es la cosa más fácil del mundo. Siempre existen causas exteriores a las que culpar, y por eso hace falta cierta valentía para aceptar que la responsabilidad, es quizá nuestra, o al menos una buena parte de ella. Esa valentía personal es imprescindible para avanzar con acierto en el camino de la verdad, aunque a veces se trate de un recorrido que puede hacerse muy cuesta arriba.

Hay un ejercicio muy bueno que puedes hacer muchas veces al día. Por un minuto suelta lo que estás haciendo, retírate a una habitación tranquila y acuéstate en el piso o sobre una cama con los brazos y piernas relajados. Imagínate que te sumerges en un océano de luz. No pienses en nada, quédate sumergido en la luz. Cuando te levantes, te habrás recargado. Puedes también pararte frente a una ventana y con los brazos abiertos respirar profundamente, imaginándote que inhalas luz y exhalas todas tus tensiones. Lo repites varias veces y luego, con el poder de tu imaginación, visualizas que la luz circula a través de todas tus células y de todos tus órganos y al exhalar la dejas salir para iluminar, alumbrar y ayudar al mundo entero.

 

Tómate algún tiempo para mirar dentro tuyo y calmar la mente. Así, borrarás todas las impresiones que llevamos en nuestras vidas cotidianas y experimentarás la presencia, lo divino que es el verdadero centro de nuestra existencia.

Fátima Hergenreder.

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Desarrollo Personal
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