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May 7, 2012
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Felicidad, corazón saludable y lazos firmes

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La aventura de ser feliz pasa por un corazón saludable y lazos firmes

Un reciente estudio determinó que la felicidad disminuye el riesgo cardíaco y que los vínculos con otros son la clave del bienestar. A eso se une practicar deporte regularmente, alimentarse bien y cultivar el optimismo, entre otros factores.   
 
Si hay algo común a todas las personas es la aspiración de lograr ser feliz. Sin embargo, no hay una definición única de lo que es la felicidad, más bien depende de múltiples puntos de vista.

 

 
“Es un concepto complejo de precisar, pero yo la defino como que el ser humano es pleno cuando se relaciona con otros en vínculos de calidad”, dice Carolina Dell’Oro, filósofa y consejera del Instituto de la Felicidad de Coca-Cola.
 
Nos sentimos felices, dicen los expertos, cuando alcanzamos un cierto bienestar personal, lo que sin duda es una sensación subjetiva. Para la psicología positiva la felicidad es “el predominio frecuente de emociones positivas por sobre las emociones negativas. No es la ausencia de ellas, sino la presencia abundante de sentimientos de bienestar”, explica Claudio Ibáñez, director del Instituto Chileno de Psicología Positiva.
 
Hay razones para creer que alcanzar la felicidad puede ser más útil de lo que se piensa. “Hoy parece que estamos aproximándonos a una nueva mirada de la felicidad, que no la reduce a la satisfacción del dinero, sino que a través del encuentro con lo que me importa. La dimensión emocional es un tema que hasta ahora ha sido el gran ausente en el análisis de la felicidad humana”, según Dell’Oro.
 
Corazón contento
 
En el último tiempo, numerosos estudios han demostrado que los estados emocionales negativos, como la depresión, la ira, la ansiedad y la hostilidad, son perjudiciales para la salud cardiovascular. Pero se sabe muy poco sobre cómo influyen las emociones positivas en el corazón. La Escuela de Salud Pública de Harvard (HSPH) realizó la primera gran revisión sistemática sobre este tema al analizar 200 estudios ya publicados.
 
En la investigación, llamada “El contenido del corazón: la asociación entre el bienestar psicológico positivo y la salud cardiovascular”, los científicos encontraron que el optimismo parece reducir el riesgo de ataques cardíacos, accidentes cerebrovasculares y otras enfermedades del corazón.
 
“Las personas más optimistas tenían un 50% menos de probabilidades de sufrir un primer evento cardiovascular en comparación con sus pares menos optimistas”, dijo Julia Boehm, investigadora del Departamento de Sociedad, Desarrollo Humano y Salud en la HSPH, y una de las autoras de la revisión.
 
La cardióloga Claudia Canales, de la Clínica Santa María, lleva un tiempo implementando la psicología positiva en sus pacientes. Esta modalidad le ha traído excelentes resultados y ha podido confirmar lo que se sabe desde hace tiempo. “Cuando tu estás en una situación de estrés se produce un aumento de la secreción de ciertas hormonas, como el cortisol, que predisponen a riesgos fisiológicos que pueden desencadenar un paro cardíaco, por ejemplo”, dice la doctora.
 
Las emociones agudas determinan la forma en que reacciona el organismo del paciente, por eso la doctora Canales opta por una prevención a todo nivel, incluido apoyo psicológico. A partir de una experiencia personal, decidió hacer un diplomado en Psicología Positiva, lo que le permite realizar consultas integrales. “Ha calado hondo, sobre todo en mis pacientes que son adultos mayores. Ellos necesitan ser escuchados y están más propensos a riesgos cardíacos porque tienen muy pocos mecanismos de defensa. Hay que manejar factores emocionales para que amplíen su mundo. Su vida y sus enfermedades dependen de si son felices o no, por eso siempre les digo: corazón contento, corazón sano”, asegura Canales, quien apuesta por “una medicina más humana” que hace “pacientes más felices”, lo que influiría en su sistema inmunológico.
 
Para Alfonso Pérez, presidente de la comunidad de mayores de 50 años Seniormás, las personas de la tercera edad son las más felices por la menor presión que sienten ante las propias expectativas y las de la sociedad. “Sin embargo, los escollos mentales que deben evitar son la amargura y decepción por las cosas que no pudieron lograr en su vida. Los mayores que superen esas trampas pueden abrirse más hacia los sentimientos de calma y de felicidad que solían tener antes”, opina.
 
Plenitud juvenil
 
Para Ibáñez, el bienestar físico, mental y social es lo que hace a una persona saludable. Una visión que comparten los universitarios chilenos, que relacionan el sentirse felices con hábitos sanos como alimentarse correctamente y ejercitar con frecuencia, lo que les ayuda a enfrentar mejor el estrés.
 
Así lo comprobó la investigación “La felicidad y los comportamientos saludables de los universitarios chilenos: un estudio transversal”, publicado por la revista Public Health y realizado por un grupo de especialistas de nuestro país. Este mostró que las mujeres de entre 19 y 20 años tienen niveles de felicidad altos. Lo mismo ocurre en el grupo de estudiantes de ambos sexos que realizan actividad física y comen frutas y verduras diariamente, que dijeron sentirse “muy felices”.
 
“La importancia de este último hallazgo es que muestra que las concepciones que intentan ver lo biológico separado de lo psicológico, e incluso de indicadores sociales y económicos, son precisamente concepciones antiguas, porque la ciencia hoy demuestra que están fuertemente relacionados”, explica Pablo Vera, doctor en Psicología y uno de los autores del estudio, quien recalca la posibilidad de generar políticas públicas a partir de estas variables.
 
Falta por investigar
 
Carolina Dell’Oro acaba de lanzar, junto a otras tres autoras, el libro “La familia y felicidad, una gran travesía”, donde postula que este estado pasa necesariamente por la calidad de nuestros vínculos íntimos. “La felicidad está más cerca de lo que creemos y construir familia es uno de los desafíos maravillosos de la vida”, dice Dell’Oro.
 
En su opinión, el desarrollo económico no es suficiente para lograr el bienestar de las personas. “Tenemos que preocuparnos de un crecimiento cualitativo donde se incentiven los vínculos, porque falta mucho por investigar sobre el valor de estos”, postula.
 
En Francia, el premio Nobel de Economía, Joseph Stiglitz, planteó nuevos instrumentos para medir la riqueza de las naciones, entre los que se cuenta la felicidad. El informe fue encargado por el gobierno galo, iniciativa que esperan sea un ejemplo a seguir.
 
“El concepto del dinero, el nivel educacional o el estado civil son elementos circunstanciales que rodean a la persona, pero que son distintos a ella y no explican ni impactan más allá de un 10% en su felicidad”, asegura Claudio Ibáñez.
 
“Falta investigar qué factores nos hacen más felices, pero ya hay aproximaciones de las cosas que incrementarían el nivel de bienestar”, dice Vera. Entre ellas están practicar deporte regularmente, alimentarse bien, cultivar el optimismo, expresar gratitud por las cosas positivas que se tienen, dar explicaciones constructivas frente a las adversidades. Así también evitar darle vueltas a algo negativo, no compararse con otros y practicar la generosidad. Según Ibáñez, todas son habilidades que se pueden entrenar.
 
¿Es posible medirla? Los especialistas concuerdan con que medir cuán felices son las personas es muy difícil y que se requerirían instrumentos especializados para hacerlo.Sin embargo, la página The Happy Planet Index ( http://survey.happyplanetindex.org/ ) se arriesga con un test que otorga puntuación a cada respuesta entregando un índice de felicidad y, a la vez, cuán sustentable es esa persona para el planeta. Chilenos, satisfechos con la vida
A principios de abril se publicó el primer Informe Mundial de la Felicidad de la ONU, que reflejó la demanda de una mayor atención a la felicidad y a la ausencia de miseria como criterios de una nueva política de los gobiernos. En la lista de los países más felices -que lideran Dinamarca y Finlandia-, Chile se encuentra en el puesto 43, por debajo de Argentina, Venezuela y Brasil. Los países menos felices son los de África subsahariana (Togo, Benin, Sierra Leona). El informe también concluye que la riqueza no hace feliz a la gente: la libertad política, las redes sociales fuertes y la ausencia de corrupción son los factores que entregan un mayor bienestar. A nivel individual, la buena salud física y mental, la persistencia en el empleo y los lazos familiares estables son cruciales.
 
Estas conclusiones son muy parecidas a las que obtuvo el barómetro que realizó el año pasado el Instituto de la Felicidad de Coca-Cola. Según los resultados, un 46% de los chilenos se siente satisfecho con la vida. Factores como vínculos cercanos, las amistades y el buen ambiente de trabajo elevan el nivel de felicidad de las personas. Y el 25% de ellos hizo una valoración positiva de su estado de salud.
 Por Camila Sandoval.
 
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