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Dic 23, 2013
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El verdadero sentido de la Navidad

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El verdadero sentido de la Navidad

La navidad es una festividad cristiana que ha trascendido las fronteras de la religión y es vivida por muchos como una oportunidad para reunirse con los seres queridos, realizar un balance del año que finaliza y proyectar deseos y objetivos para el nuevo período que comienza. Ya desde sus orígenes, la navidad era una celebración que se alimentaba de fuentes plurales y diversas. No es casualidad, por ejemplo, que la fecha en que la cristiandad comenzó a celebrar el nacimiento de Jesús coincidiera con los días del solsticio en que las antiguas religiones paganas homenajeaban al sol. Es por este motivo que hoy en día podemos ver reunidos en un mismo sitio a las figurillas de cerámica que representan el humilde pesebre de Belén en el que nació Jesús, junto con el árbol de navidad: un símbolo proveniente de las religiones germánicas que veían en la naturaleza una representación del universo. Más allá de las diferentes visiones de las iglesias cristianas en torno a la navidad, esta festividad es una oportunidad para evaluar el final de un ciclo y celebrar el comienzo de uno nuevo, reunirse con la familia y amigos (sobre todo con aquellos que quizás se han ido distanciando) haciéndoles llegar nuestros buenos deseos y, claro, quizás algún regalo. Pero, debemos recordar que la idea de obsequiar presentes es positiva siempre y cuando la obsesión por lo material no desvirtúe el verdadero sentido de la navidad: compartir (una cena, la riqueza, pero, sobre todo, el tiempo) con los seres queridos.

Fuente : http://www.ehowenespanol.com/

 

No importa cómo: importa con quién

El 24 de diciembre, la Nochebuena, millones de hogares en todo el mundo entrarán en el alegre bullicio con el que familiares y amigos se sientan a la mesa para compartir la cena.

En el hemisferio norte, los platos calientes a base de pavo o cerdo, los turrones y dulces realizados con frutos secos, intentarán avivar el calor de los comensales que buscan protegerse del frío invernal que campea más allá de las ventanas.

En el hemisferio sur, por otra parte, la cena seguramente cuente con variedad de ensaladas y alguna carne asada al aire libre en el templado verano. Sea cual sea el menú, haya ingredientes suntuosos o humildes, lo importante sin dudas, siempre será la compañía.

En este sentido, no son pocas las personas que sienten nostalgia por aquellos que están ausentes. A su vez, los complicados preparativos de la cena y el hecho de que muchos niños y adultos deban compartir un espacio común (por lo general, la sala de un nervioso anfitrión) son el caldo de cultivo perfecto para que surjan algunas discusiones o peleas. Tanto el recuerdo de los seres queridos como la –muchas veces– difícil convivencia con familiares y amigos durante la cena, son instancias para las que debes predisponerte a disfrutar de las cosas buenas que implica la reunión. Intenta revivir a través de otras personas aquello que te hizo feliz en el pasado, cantando con los niños de la casa si te gustaba entonar villancicos de pequeño, u homenajeando alguna antigua receta familiar compartiéndola con tus amigos.

A su vez, abrirse a vivir nuevas experiencias es parte de la navidad, ya que la hermandad navideña no es solo una cuestión de familia de sangre. Muchas personas que por estudio o trabajo se encuentran de lejos, estas navidades tendrán la oportunidad de ampliar su familia si se animan a compartir la cena con aquellos que se encuentren en su misma situación, entrando muchas veces en contacto con formas de sentir y celebrar nuevas, que luego las acompañarán por siempre.

Un buen regalo no es cuestión de dinero

Jupiterimages/Pixland/Getty Images
El consumismo desmedido de estas épocas es lo que lleva a muchos pensar que la navidad es un evento puramente comercial, impulsado por los grandes almacenes y las tiendas de ropa y artículos electrónicos. Sin embargo, la navidad no se trata de salir en busca de ofertas, o de aquellas cosas que todo el mundo anhela por ser símbolos de lujo y distinción.

Los regalos navideños tienen poco que ver con la publicidad y el consumo. Desde sus antiguos orígenes cristianos, la caridad navideña estaba orientada a compartir con aquellos que lo necesitaban. En el círculo íntimo, esto puede traducirse en saber cómo es la persona a quién se le hará un regalo y qué gustos tiene. Por lo tanto, más que una forma de medir en dinero cuánto se aprecia al otro, la navidad es una instancia para demostrar cuánto se conoce a los seres queridos y qué es lo que necesitan. Esto muchas veces puede demostrarse con pequeños gestos: el libro indicado (un regalo que dice: “Sé quién es tu autor favorito”), un disco deseado durante mucho tiempo (“Presto atención cuando estás escuchando música”) o incluso (está opción es ideal para los niños que hacen travesuras en la casa), la restitución de algún objeto muy querido que fue roto o perdido (“Sé lo que te entristece y también sé cómo remediarlo”).

Tiempo de reconciliación

En la Inglaterra del siglo XIX, la navidad no contaba con buena fama debido a su fusión con las religiones paganas, y a que la mayoría de las personas vivían la festividad como una excusa para celebrar una gran comida, en lugar de asumir la fecha como una instancia de recogimiento espiritual. Esto fue así hasta que Charles Dickens escribió libros como “Los papeles póstumos del Club Pickwick” o el afamado “Cuento de Navidad”, historia en la que inmortalizó al egoísta empresario Ebenezer Scrooge. Visitado por los espíritus de la navidad pasada, presente y futura, el avaro Scrooge toma conciencia de su conducta y cambia su actitud hacia su empleado Bob Cratchit, cuya riqueza radica en el tiempo que comparte con su familia y no en el dinero.

Llegadas estas fechas, mucha gente trabaja más tiempo para poder cumplir con los costosos regalos de navidad. En realidad, el sentido de la navidad es poder compartir con los seres queridos y hacerse un tiempo para aquellos que no siempre reciben la debida atención como resultado del trabajo y las obligaciones de todos los días. Es también una excusa perfecta para invitar a cenar o enviar una tarjeta a aquellos amigos o familiares con quienes se ha perdido contacto, y se desea retomar los vínculos, ya que en esta época, por sobre cualquier otra cosa, lo que importa verdaderamente son los afectos.

Article Categories:
Relaciones humanas
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