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Tan lejos, tan cerca
El film se inicia con el ángel Cassiel (Otto Sander), que va de un lado a otro de BerlÃn contemplando la vida de los hombres. No logra entender en muchas ocasiones su comportamiento, y le gustarÃa poder intervenir para remediar tantos males. Pero su papel se reduce al de observador y mensajero. Hasta que un dÃa salva la vida de una niña y sus anhelos de convertirse en humano para ayudar a los demás se hacen realidad. Pero Cassiel descubrirá pronto que actuar bien no es tan fácil.
Fuente : www.decine21.com
De ángeles y hombres
Wim Wenders retoma los personajes de El cielo sobre BerlÃn. Y lo hace para ofrecer ?con una perspectiva diferente? una arriesgada visión sobre el BerlÃn posterior a la caÃda del muro y sobre la propia existencia. La pelÃcula obtuvo el Gran Premio del Jurado en Cannes 93.
El film se inicia con el ángel Cassiel (Otto Sander), que va de un lado a otro de BerlÃn contemplando la vida de los hombres. No logra entender en muchas ocasiones su comportamiento, y le gustarÃa poder intervenir para remediar tantos males. Pero su papel se reduce al de observador y mensajero. Hasta que un dÃa salva la vida de una niña y sus anhelos de convertirse en humano para ayudar a los demás se hacen realidad. Pero Cassiel descubrirá pronto que actuar bien no es tan fácil.
El cineasta alemán ha dirigido una pelÃcula profundamente religiosa ?Wenders, cristiano, afirma sentirse cercano a Robert Bresson en sus planteamientos trascendentes-, en la que los ángeles son mucho más que una metáfora: son los mensajeros que comunican a Dios con la gente, capaces de ayudar a los hombres ya que están a la vez “tan lejos y tan cerca”. El director reivindica sin ambigüedades el papel de la religión en una sociedad en la que -como se dice en el film? “la gente cree que ha conquistado de verdad el mundo, pero es el mundo el que ha conquistado a la gente”.
Con Hasta el fin del mundo el film comparte la crÃtica al excesivo consumo de imágenes propio del mundo actual, que hace peligrar el amor, al traer consigo el olvido del ‘saber mirar’. Resulta curioso que esta idea -subrayada con la cita de San Mateo “Si tu ojo está sano…”- sea también leiv-motiv de Canción de cuna de José Luis Garci, confesado admirador de Wenders. La crÃtica es apuntillada al mostrarse el negocio de un desalmado, que intercambia videos-porno por armas de la antigua Alemania del Este. Otros sugerentes temas planteados por Wenders son el vacÃo, la soledad, la dificultad de hacer el bien y la fugacidad del tiempo.
La estructura narrativa de la pelÃcula es decididamente complicada, y se cambia con frecuencia de estilo. Tiene una primera parte en blanco y negro, en la que ofrece la visión global que Cassiel tiene de BerlÃn, y en la que abunda la voz en off para mostrar el pensamiento de los hombres. Cuando Cassiel se convierte en hombre el film es en color, a no ser que se muestre la visión de otros ángeles, momentos en que se torna al blanco y negro. Aquà hay dos partes bien diferenciadas: el declive del antiguo ángel ante las dificultades, y su empeño -mostrado en formato de thriller- por desbaratar un negocio de armas. Pero la división no es tan simple y el tono ecléctico del film hace que se pase con facilidad de la reflexión profunda a lo dramático o a lo humorÃstico.
Para hacer su film Wenders se sirve de una espléndida fotografÃa, a veces con nerviosos movimientos de cámara. También recurre a dos bazas que ha demostrado saber usar con creces: la música, que convierte en parte integrante del relato; y el atractivo reparto, que cuenta además con la aparición especial del ex-presidente soviético Mijail Gorbachov

