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NÉSTOR PALMETTI RESPONDE PARA CHILE. El especialista argentino en Dietética y Nutrición Natural habla en exclusiva

Nuestro invitado habla de La gran revolución en salud y alimentación, “la que viene de la mano de la comprensión del microbioma humano”. Pero qué mejor que él mismo, a través de esta entrevista, nos explique lo que encontraremos en sus charlas de MCA Festival 2019.

1.- Del periodismo y la publicidad, ¿cómo derivó en la nutrición natural?

Hasta 1992 trabajé en periodismo, siguiendo a la F1 por el mundo. Y venía como todos, sin respetar ritmos horarios, comiendo cualquier cosa, con sobrepeso (100 kg), estresado, sin energía, desmineralizado, agobiado, contracturado, con desmayos… y dije “basta”. Empecé a investigar (no sabía nada del tema) y comencé a experimentar técnicas depurativas, ayunos frutales, cambios alimentarios… En poco tiempo recobré la salud, recuperé mi peso fisiológico (bajé 40 kg), volvió la energía, la plenitud... Estos resultados, me impulsaron a compartir todo esto con los demás.

2.- Los seres humanos nos alimentamos cada día, casi de forma mecánica (desayuno, almuerzo, cena, etc), usted propone la alimentación consciente, ¿en qué consiste?

Definiciones y teorías hay muchas. Nosotros proponemos evitar los dogmas, reconocer las reglas bio lógicas que rigen al organismo y que comandan su metabolismo, experimentando y chequeando las respuestas del mismo cuerpo. Esas reglas tienen que ver con disponibilidad de oxígeno a nivel celular, valores de alcalinidad, calidad enzimática, vibración electro magnética alta, buen microbioma corporal e higiene del medio interno. Si uno respeta esos conceptos fundamentales, estará haciendo una nutrición eficiente, regenerativa y vitalizante.

Le aclaro que esto no tiene que ver con filosofías o “ismos” de moda. Esto es fisiología pura. Si bien el vegetarianismo es una de las pocas opciones ambientalmente sustentables en el tiempo, cuando hablamos de salud debemos pensar en nuestro diseño biológico frugívoro. Durante 5 millones de años de evolución, debimos adaptarnos a cambios ambientales y sobrevivimos “gracias” a la proteína animal, la cocción y los cereales. Pero en lugar de volver a las fuentes, culturizamos estos hábitos “no fisiológicos” (por razones adictivas) y ahora le sumamos la industrialización alimentaria. Es como si usted tiene un coche diseñado para nafta “súper” y un día no encuentra esa nafta y usa nafta “común”. Claro, anda, pero con el tiempo, si usted sigue usando la “común”, comenzará a notar “fallas” y “tironeos”. A largo andar se carbonizará el motor y un día el auto dejará de funcionar. Exactamente eso es lo que sucede al nutrirnos con alimentos no fisiológicos (usando nafta “común” en lugar de “súper”). Por eso vivimos menos y peor.

3.- Todos debemos ejercer la alimentación consciente, incluyendo los niños, ¿o hay una edad específica para seguirla?

No, la alimentación consciente es la misma para niños, deportistas o ancianos, porque a nuestros organismos los rigen las mismas leyes biológicas. La diferencia estará en las cantidades y las formas de preparación, según los ámbitos de consumo. Todos necesitamos frutas, hortalizas, semillas, algas, especias, agua de mar. Luego hay que dejar que el organismo de cada uno vaya "pidiendo" dosis, lo cual es muy individual, intuitiva y variable, según actividad y desgaste.

4.- ¿De qué sirve la desintoxicación corporal que eliminamos del cuerpo y por qué lo cambiamos, qué transformación sufre nuestro cuerpo?

Sirve para eliminar los desechos tóxicos acumulados crónicamente (moco colónico en los intestinos, cálculos biliares en el hígado y la vesícula, arenillas y cálculos en los riñones, quistes y encapsulamientos sebáceos, parásitos, etc). A todo ello se suma la obvia grasa corporal excedente, que el organismo utiliza como envoltorio (captura lipógena) de la toxemia circulante y la parasitosis instalada en el interior del organismo con sus respectivos desechos.

5.- ¿Cómo califica la alimentación actual de la población? ¿Y cómo nos afecta?

En la sociedad moderna y sobre todo en las ciudades, es muy anti fisiológica. Deberían predominar lo alimentos fisiológicos. Hay varias formas de definir este concepto. Por un lado podemos decir que son aquellos que nutren, energizan, vitalizan y depuran, sin generar ensuciamiento y sin requerir procesamiento (o sea, que los podemos consumir en su estado original). Por otra parte se puede definir que son aquellos alimentos adaptados a nuestro diseño biológico o, visto desde otra perspectiva, que son aquellos que permitieron nuestra evolución fisiológica durante millones de años. Nuestra estructura digestiva es diferente a la de otras especies; no somos como los herbívoros (vaca), ni como los carnívoros (león), ni como los omnívoros (cerdo), ni como los granívoros (pájaros). Nos guste o no, somos frugívoros y tenemos esas características metabólicas. Por supuesto que tenemos capacidades de adaptación y hemos superado las presiones ambientales con proteína animal, cereales y cocción. Pero nuestros alimentos de eficiente “combustión” no dejan de ser frutas, hortalizas y semillas. Todo lo demás lo podemos procesar, pero sin dicha eficiencia y con mayores residuos tóxicos. O sea, la preponderancia de alimentos fisiológicos lleva a la salud, mientras que el predominio cotidiano de los no fisiológicos conduce inevitablemente al desorden orgánico. Y esto, más allá de las argumentaciones, es muy sencillo de constatar en la práctica. Es por ello que recomendamos frutas, hortalizas, semillas, algas, pre y probioticos (kéfir, kimchi, kombucha, chucrut, etc), especias, aceite de oliva y sal de mar.

Todo esto se refuerza la vida agitada y sobre todo por la cuestión adictiva, algo no reconocido por las personas. Pese a que la alimentación fisiológica es rica, barata y no hace perder tiempo, la dificultad para el cambio viene de las adicciones alimentarias, fenómeno que recién ahora comienza a ser considerado en algunos ámbitos de avanzada, pero que es totalmente ignorado a nivel popular. En el imaginario colectivo, el término adicciones está más bien relacionado a drogas, bebidas y criminalidad. Tal como ocurriera con el cigarrillo o el alcohol (bien visto en sus inicios), lentamente comienza a entenderse el trasfondo adictivo que envuelve a la comida. Al comienzo se pensó (y se sigue pensando) en que las personas se aferraban a la comida por una cuestión psicológica (descarga o compensación emocional). Pero recién ahora comienza a “caer la ficha” sobre las verdaderas cuestiones físico químicas que forjan la relación enfermiza y adictiva con el alimento cotidiano. Y también ahora comenzamos a entender por qué el ser humano incorporó a su cultura alimentos que en un momento le sirvieron para la supervivencia evolutiva. El trasfondo adictivo permite entender cómo inconscientemente se reforzaron en nuestro acervo nutricio alimentos no fisiológicos como carnes, lácteos, almidones y azúcares. A pesar de no aportar nutrientes esenciales, que no podamos obtener mediante elementos fisiológicos (frutas, hortalizas, semillas), aquellos alimentos de subsistencia quedaron incorporados a las diferentes tradiciones culturales. Y con ellos, sus consecuencias, siempre proporcionales a su incidencia dietaria. Socialmente homologamos una serie de comportamientos irracionales, que dificulta los cambios, tanto a nivel personal como social.

6.- ¿Usted cree que las enfermedades o parte de ellas las generamos nosotros mismos como parte de una mala alimentación?

Ante todo no creo en la existencia de la enfermedad como tal. Siempre se trata del cuerpo sabio y perfecto, sobreviviendo al maltrato y la mala administración. En realidad el cuerpo tiene sólo dos estadios: orden o desorden. Así de simple. Cuando hay orden y buen mantenimiento, ni nos acordamos del cuerpo y todo fluye maravillosamente: hay energía, ganas de hacer cosas, creatividad, alegría… Cuando perdemos ese orden y dependiendo de la gravedad del desorden, hablamos de síntomas agudos (gripe), enfermedades crónicas (diabetes) y enfermedades degenerativas (cáncer). Más allá de los rótulos, son simples estadios del desorden biológico. Y si profundizamos, comprendemos que son mecanismos de supervivencia corporal (homeostasis orgánica). Un ejemplo es la hipertensión. El corazón se ve obligado a bombear con más fuerza, no por capricho o error, sino para compensar el espesamiento sanguíneo (ensuciamiento) y poder garantizar la adecuada irrigación. Sin embargo se la considera una enfermedad y se la medica, en lugar de “limpiar” la sangre.

Por cierto esto no es solo provocado por la mala alimentación, sino que es una génesis multifactorial. A la comida, hay que sumar el sedentarismo, los campos electromagnéticos, la contaminación ambiental, la disbiosis bacteriana, la parasitosis, la represión de síntomas, etc, etc…

7.- Usted ha estudiado las frecuencias corporales, la sintomatología y la energía del ser humano ¿qué resultados ha obtenido de esta investigación?

Lo básico es comprender que somos un campo electromagnético oscilatorio. Y que son esos bio fotones circulando por el cuerpo, los que enlazan las funciones celulares, bacterianas e inmunológicas. De la eficiencia de esa circulación, depende todo. Si hay campos de interferencia, hay dificultad en el pulso electromagnético y hay desorden comunicacional entre células, bacterias y defensas. Por ello aplicamos diferentes abordajes: desde la terapia neural y las bio frecuencias, hasta el caminar descalzo, pasando por reducir uso de conexiones inalámbricas…

8.- Usted ha definido 6 andariveles depurativos, ¿en qué consisten?

Son seis líneas simultáneas de trabajo. La depuración es la base de nuestro abordaje para recuperar plena calidad de vida. Consideramos que es el ensuciamiento corporal crónico la causa profunda de las mal llamadas enfermedades. Frente al agobio que genera la toxemia crónica, el camino del sentido común es “limpiar y no ensuciar”. Limpiar significa eliminar los desechos tóxicos acumulados crónicamente (moco colónico en los intestinos, cálculos biliares en el hígado y la vesícula, arenillas y cálculos en los riñones, quistes y encapsulamientos sebáceos, parásitos, etc). A todo ello se suma la obvia grasa corporal excedente, que el organismo utiliza como envoltorio (captura lipógena) de la toxemia circulante y la parasitosis instalada en el interior del organismo con sus respectivos desechos. En todos los casos es importante comenzar un profundo trabajo depurativo, que prevea la limpieza de los órganos colapsados (lavaje intestinal, depuración hepática profunda, limpieza renal), el desparasitado (algo esencial), la depuración de los fluidos (sangre, linfa), oxigenar (peróxido de hidrógeno, ozono, respiración profunda, alimentos crudos), un reposo digestivo (un día a la semana, sólo frutas) y por cierto una alimentación fisiológica. Todo en contemporáneo, única forma que los resultados sean eficientes y rápidos.

 

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07 October 2017